lunes, 15 de diciembre de 2014

¿Los estudiantes y las estudiantas?


Ma. Verónica Meléndez. 
Docente del PFG Comunicación Social.  
@Fetichica

El género de las palabras es un tema que sigue planteado interrogantes y es un tema tan interesante y además fecundo que nos ha ocupado en esta oportunidad.

Para entenderlo es fundamental tener claro que: en lo que concierne al español los seres vivos tenemos sexo; las palabras, género. Esto quiere decir que el sexo biológico no tiene nada que ver con la clasificación genérica que reciben (arbitrariamente) los sustantivos, así como adjetivos, pronombres y artículos.

Contamos con un género neutro, el cual se manifiesta en algunas funciones gramaticales, como es el caso del artículo (lo) que usamos con los adjetivos (lo bueno, lo malo, lo feo). También en los pronombres tanto personales en tercera persona del singular (ello, lo), así como en los demostrativos (esto, eso, aquello).

 En estos tiempos de periódica actividad legislativa, a muchos les placería que el español contara con varios sustantivos neutros y así poder “votar” por una conocida ley: la de la economía expresiva, que consiste en acudir a sustantivos colectivos cuando nos queremos referir a un grupo que incluye tanto a hombres como a mujeres y así poder simplificar enunciados en donde haya mucha gente, sobre todo si esta gente es profesional (médico/médica, químico/química y así).

El tema de la igualdad de géneros es uno bastante complejo y con no pocos estudios y teorías a cuestas. La corrección lingüística y la política nos ha llevado por rumbos en los que  aún en este siglo nos podríamos perder, como si se tratase de un laberinto. La relación lenguaje- poder ha creado toda una estructura no solo lingüística pero también de pensamiento, en la que el sexo masculino históricamente se ha impuesto como es el sujeto central.

Obviamente el lenguaje, como expresión de la actividad humana, refleja esas relaciones y estructuras, y en la gramática encontramos en este sentido que el género masculino es la forma no marcada o inclusiva. Esto quiere decir que si expresamos: "los policías de la ciudad" nos referimos a  los de sexo masculino y femenino. Por su lado, la forma  marcada es la da el género gramatical femenino, que se caracteriza por ser la excluyente, ya que si decimos  si "las policías de la ciudad" ya sabemos a quienes estamos dejando por fuera. Pobres, ¿no?

Así que estamos entre dos terrenos: el del lenguaje sexista (aunque hay quienes objetan esta idea, argumentando que el lenguaje no es sexista sino el usuario de una lengua) y la extrema corrección política-lingüística, en la que se abusa en el uso del género femenino, incluso  haciendo usos de términos inexistentes.

Celebramos  los logros que se alcancen en el tema de la igualdad, así como lo hacemos cuando alcanzamos convenciones que procuren el entendimiento entre los hablantes y usuarios de un idioma, sobre todo cuando a través de ello definimos nuestra identidad. De modo que trabajemos por propiciar espacios en los que podamos discutir estas cuestiones.



5 comentarios:

  1. Tu propuesta es hacer lobby para respaldar las burradas idiomáticas y convertirlas en ley? con con acciones como esa se justifican las atrocidades de este régimen, y así terminarán acabando con todo, incluido el idioma.

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    1. Totalmente de acuerdo. Todas las lenguas cambian con el tiempo si asì no fuera seguiriamos hablando latin vulgar. Pero esto es un invento polìtico que se quiere implementar para ser "inclusivos y buenos". dan asco

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    2. Totalmente de acuerdo. Todas las lenguas cambian con el tiempo si asì no fuera seguiriamos hablando latin vulgar. Pero esto es un invento polìtico que se quiere implementar para ser "inclusivos y buenos". dan asco

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  2. Debemos entender que como existe "Los niños" también existe "Las personas" y como existe "Los sillones" existe "Las sillas". Existe palabras de género femenino o masculino por igual. Y no porque existan de género masculino significa que el lenguaje excluye. Nadie ha usado el lenguaje con la intención de poner como centro al hombre. Pero ustedes se inventaron eso y lo difundieron. El lenguaje es así, tenemos un lenguaje rico. Nos llevaría siglos aprender a hablar uno nuevo. Hasta ahora todos vamos descifrando que dicen los que hablan con lenguaje inclusivo. El lenguaje no signifca exclusión o que el hombre sea el que manda. Las personas excluyen con el mensaje e intención que quieren transmitir, más no con las palabras que utilizan.

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  3. Es que maduro. Habla horrible y todos nos reímos de las burradas que dice, pero terminamos diciendo lo mismo. La estudianta, alcaldesa. Suena horrible siempre es mejor la alcalde, la presidente. Que tal entonces, la mula, el mulo, caballo, caballa. Si lo dice maduro está bien.

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