viernes, 10 de abril de 2015

Ya no trabajo, bachaqueo

Eduardo Mármol
eduardomarmol8878@hotmail.com

El Rico MacPato ha vuelto para opacar todas las series infantiles de entretenimiento y formación de la personalidad de los párvulos, y de las chicas, chicos y viejos latinoamericanos; retumban en el sentir colectivo de las masas empobrecidas por el modo de producción capitalista, el estilo y el procedimiento del acaudalado Pato, cada día más rico con su escuela de delincuencia y de saqueo.

El bachaqueo es el mejor capítulo de las Patoaventuras del Rico MacPato y sus sobrinos, que encarnan la filosofía, la economía, la política y el sentido permahistórico del capital mafioso y explotador del imperialismo norteamericano, para saquear y desmantelar a Venezuela. Aunque este capítulo no ha sido escrito, sí está siendo sufrido desde hace más o menos dos años por las grandes mayorías de nuestro país. Hugo, Paco y Luis están diseminados y encarnados en todas las colas, con su niñera, Rosita, preñada de los tres, repartiendo 3.000 bolos, más el dinero de la compra, para cada nuevo bachaquero o bachaquera que ha abandonado su puesto de trabajo para meterse en una, dos y hasta tres colas si le alcanza el día, y luego entregar la mercancía a los sobrinos, y ayudantes del Rico MacPato, a quien admiran y desean seguirle los pasos y que, sintiéndose muy feliz, dispone el traslado de su tesoro a la fronteras de la Nación.

Venezuela está embrujada por los hechizos de la Sibila de Patolandia, que esta vez ha decidido colaborar en todo con el Rico MacPato. En medio del embrujo la gente nuestra olvida la gesta de Bolívar por la emancipación y autodeterminación de los pueblos de la América meridional, en la búsqueda incesante de la libertad social; olvida a Chávez, su lucha y su sacrificio por cancelar la deuda social que contrajo el capitalismo con las mayorías de nuestro pueblo trabajador, sus grandes aportes a la independencia e integración latinoamericana. Pero que no se confíe MacPato, nuestro pueblo es bravo y venezolano. MacPato no gasta medio en el bachaqueo que desintegra a Venezuela; es genial, como dicen hoy las chamas de la jerga yanqui: trabaja solo con su cáfila de Patolandia.

Todos los dólares están en el diferencial cambiario del bolívar y el peso colombiano que, bajo fraude, él ha establecido en la frontera; solo da 14 pesos por un bolívar, cuando su valor real son 390 pesos, según los bancos centrales del mundo. MacPato y sus sobrinos, tienen en Venezuela el diferencial cambiario, el narcotráfico, el blanqueo de capitales y divisas de importación preferencial como fuente inagotable de riqueza mal habida, para alimentar las colas el tiempo que sean necesarias. Este es el gran regalo que Álvaro Uribe Vélez, el nuevo personaje de Patolandia, le ha dado a su acaudalado padre putativo. Además, MacPato no ha necesitado de ejércitos para su operación bachaqueo, ha enrolado en las permanentes colas a chavistas, copeyanos y adecos por igual, bajo la vigilancia y dirección de sus sobrinos. El golpe de Estado es el bachaqueo. ¿Y entonces?

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