sábado, 25 de julio de 2020

Jesús, la ofuscación es mala consejera



José Javier León
joseleon1971@gmail.com


Esta vez le tocó a Jesús Farías salir a dar la cara por el buró económico de la Esquina de Carmelitas y no le fue nada bien. Primero, porque estaba de visible mal humor y segundo, porque los argumentos no se sostienen con gritos ni aspavientos, sino con datos. Y él no apuntó ni uno. Por otro lado le intenta responder a Pasqualina -como si ella sólo hubiera escrito un artículo y no unos cuantos de manera sistemática, responsable, profesional y preocupada, con una dedicación didáctica encomiable, amén de libros sostenidos y densos- con un sólo artículo que busca sin fortuna ser demoledor por la vía de caerle a martillazos a una vitrina. Regularmente en las rabietas lo que hacemos es proyectar lo que pretendemos señalar, es lo que hace Farías, sin darse cuenta, cegado por el malhumor, contradiciéndose y negando lo que más adelante afirma. Verdaderamente lamentable.

Por ejemplo, cuando Farías le pone comillas a la palabra izquierda, algo de sí mismo proyecta, de hecho entre derecha e "izquierda" parece estar él y su especie, tal vez en un más allá del bien y el mal propio de una una izquierda de verdad, ¿originaria, acaso? Y cuando dice que este pueblo no se deja engañar, ciertamente hoy está clamando no ser más engañado.

Jesús, Pasqualina no descalificó al gobierno, apuntó directamente a actores muy concretos que se encuentran localizados en un punto crucial: la tal esquina. El gobierno es una cosa en abstracto, los que mueven los hilos de la economía en alianza y conchupancia muchas veces con el medio millón de burgueses contra 8 millones y más de trabajadores, es otra cosa, muy concreta. ¿Te acuerdas de Castro Soteldo abrazando a su aliado El Tornillo de El Tunal?

Dice Farías que "el gobierno no es monetarista" y que expande la inversión social en medio de una espantosa contracción del ingreso consolidando la presencia estatal en todos los ámbitos de la nación". La realidad es que tal expansión no llega a todos los que la necesitan, ni en calidad ni en cantidad. No hay presencia estatal en todos los ámbitos de la nación y decir lo contrario es demagógico y niega los efectos reales de la guerra sobre los trabajadores y las trabajadoras y en particular sobre los pensionados y pensionadas, la base social del gobierno, es decir, sostener esa ilusión arriesga la revolución sobre una base fantasmal que sólo se puede sostener sin rubor frente a cámaras de televisión. Hay que tener otra cualidad comunicacional para decir la verdad aunque duela, mas sin embargo sólo se puede decir y asumir cuando se está haciendo algo real y concreto -con imaginación, audacia y convicción- por transformar la difícil realidad.

"De tal manera que el calificativo monetarista es un verdadero disparate", dice Farías proyectando una actitud que no está en los artículos sosegados y didácticos de Pacualina, lo feroz y absurdo lo está proyectando el propio Farías.

Dice que el impuesto, el IVA "Efectivamente" lo pagan sin diferencia los que más tienen y los más pobres. Falso Farías, hay diferencias y descomunales. Los pobres y los ricos no pueden pagar sin diferencias los impuestos, el rico si paga apenas le duele, el pobre sencillamente, no puede. El rico si paga lo hace llorando para que se lo reduzcan o lo eximan, el pobre frente a la caja registradora no puede ni evitar ni eludir, es más muchas veces se va sin poder pagar ni consumir, claro está.

Por cierto, meter en los impedimentos para cobrar impuestos la actual pandemcia, es de una miopía extravagante, sobre todo si se considera lo coyuntural de la COVID-19 y lo estructural del problema económico. Además, si hoy no se le cobra impuestos a la burguesía tan golpeada por la pandemia, por qué no se ha eliminado el cobro del IVA al pueblo siendo tan golpeado por la pandemia capitalista? Será porque como dice Farías, esos recursos se necesitan y no se puede saltar al vacío...?

Pero Farías confirma lo dicho por Curcio, después de haberle dicho disparatera: "No podemos renunciar de un ingreso imprescindible sin tener alternativas seguras. La construcción de un nuevo modelo social no admite aventuras ni saltos al vacío". O sea, lo que se le saca a los pobres sostiene al actual modelo y cambiar esta situación es un "salto al vacío". ¡Qué tal!

Dice Farías: "Como es de todos sabido, la inversión social en la estructura del presupuesto nacional ha beneficiado a los trabajadores y al pueblo en general en más de un 70%". Lo que no dice o no ve o no reconoce es que esa inversión no es hoy del 70% al menos en términos reales, la inversión se ha reducido y ha quedado a la vista en desinversión, abandono y desidia. ¿A qué se deben los planes una y otra vez repetidos de recuperar las instalaciones de salud o la infraestructura de las ciudades? ¿No será Jesús, que hubo desinversión? Y es natural que exista Jesús, por el bloqueo y la asfixia a la que tú mismo haces referencia, lo cual lógicamente impide decir que existe tal inversión del 70%, a menos que lo digas para intentar tapar los argumentos de Pasqualina con algo más que diciéndole -y proyectándote en el insulto- que disparatea. Por que como tú muy bien dices: "La gigantesca obra social de la revolución bolivariana se financió con los ingresos petroleros y con los diferentes impuestos no petroleros, incluyendo el IVA". Exacto Farías, no pudiste ni puedes decir se financia.

Por otra parte, frente a la groseras ganancias no es reproche lo que siente el pueblo cuando el estado paga la nómina de la empresa privada: es casi desilución. Eso tuvo justificacióón en algún momento, como dijo el presidente Maduro, para quitarle excusas a la burguesía a la hora de pagar los sueldos de sus empleados. Cuando decían, hipócritamente, que tras la reconversión no iban a poder "pagar la nómina". En ese momento, el estado intentó -ilusamente- quitarles la excusa, sin embargo estuvo y está visto que en el interés del sector privado no está corregir las desigualdades ni las inequidades, sino aumentarlas porque ello supone mayores riquezas y beneficios políticos, porque con la desestabilización y la "crisis económica inducida" pretende ganar votos. Y aquella vez, en pocos días, los precios ya habían saltado exponencialmente destrozando el increíble aumento, riéndose de la ingenuidad del gobierno y de su medida compensatoria y muy humana de cubrir la nómina privada.

Dice, Jesús, que "Un gobierno socialista siempre va a emplear los recursos para el pueblo, ese es el sentido clasista del ejercicio del poder." Pero eso, que es lo que debe ocurrir, no es lo que está ocurriendo, y no porque el gobierno sea de derecha, sino porque los que están tomando las decisiones económicas lo están haciendo beneficiando ¿a conciencia? a la burguesía ¿por chantaje y presión? o... porque le temen al vacío, ese horrible vacío al que hace rato saltó buena parte del pueblo que ya no puede vivir de su trabajo.

Jesús Farías dice que Curcio no habla del ataque del imperio, pero eso es falso. En cambio, de lo que no habla Farías, es de las ganancias de la burguesía: ¿será que es un tema tabú?

En efecto, Pasqualina habla una y otra vez del ataque del imperio: "la realidad es que estamos en medio de una hiperinflación inducida -dice- cuya causa no es la ambición de un capitalista que caprichosamente fija un precio arbitrario (claro que también los hay quienes se aprovechan más de la cuenta) sino un ataque desmedido a nuestra moneda en el marco de una guerra sin cuartel que nos declaró el imperialismo estadounidense."

Por otro lado, no habla de aumentar salarios o fijar precios solamente, sino de "revisar y revertir la perversidad del sistema no solo de fijación de precios y salarios en Venezuela, sino también de ganancias, de hacerlo menos injusto, menos explotador."

¿Es que alguien puede afirmar desde la precitada esquina, que ha sido exitosa la fijación de precios? ¿De qué tamaño tiene que ser ese NO rotundo? ¿Es falso que esa "estrategia" sólo le ha dado beneficios -"o sosiego como dice Curcio"- a la burguesía?

Pasqualina, en uno de sus artículos, revela el grado de explotación que sufrimos los trabajadores y trabajadoras del país. "De acuerdo con los datos que publica anualmente el BCV en las cuentas consolidadas, el grado de explotación en Venezuela el 2017 fue 268%. Por cada bolívar que se destinó a los Salarios 2,68, casi 3 veces más, se destinaron a la Ganancia. Ese año, y aunque es el obrero quien con su fuerza de trabajo agrega valor a la economía, solo el 18,3% fue a parar a los bolsillos de todos los asalariados, mientras que el 49,1% se lo embolsó el grupo de burgueses. ero hay un pequeño detalle en estos números, y es que mientras los asalariados éramos 8.184.320, los burgueses eran tan solo 434.253, en otras palabras ese bolívar destinado a los salarios se debió distribuir entre más de 8  millones de trabajadores mientras que los 2,68 que se destinaron a los burgueses se distribuyó tan solo entre no más de medio millón de capitalistas. Cuando ajustamos ese minúsculo, más no insignificante detalle para calcular la explotación de cada trabajador, obtenemos que por cada bolívar que le correspondió a cada asalariado, el burgués se embolsó 30 bolívares. Así que, realmente la cuota de explotación del trabajador en Venezuela fue, en promedio, 3026% durante el 2017."

Pero lo doloroso, Jesús, es que no sólo existe esa realidad en los números, existió y existe en la calle.

Y he aquí, desde mi humilde perspectiva, el quid del asunto de la propuesta planteada por Pasqualina: "El objetivo es que, cada vez que aumente la Ganancia ya sea porque aumentó la productividad del trabajador o porque incrementaron los precios de las mercancías, la cuota de explotación en cada entidad de trabajo y en la economía en su conjunto no exceda el 100% impidiendo de esta manera que el capitalista se apropie de la mayor productividad del trabajador o se aproveche del incremento, inducido o no, de los precios".

Sin embargo, donde Jesús Farías pone la cereza es cuando dice: "el bloqueo ha colapsado los ingresos requeridos para el aumento salarial que se merecen los trabajadores". Quiere decir que: cuando cese el bloqueo habrá un justo aumento salarial. Preguntamos entonces con inocencia conmovedora: ¿el bloqueo cesará? En otras palabras: ¿el equipo económico va a esperar que cese el bloqueo para evitar el enriquecimiento escandaloso y grosero de la burguesía y lograr salarios justos para los trabajadores?

Además, como dice Pasqualina, si no hay dinero, ¿por qué tiene tanto la burguesía? ¿De dónde salió y de dónde sale ese dinero? ¿O no tiene, Jesús?

Si Farías sufre de proyección, donde peor se refleja es en el punto 5 de su artículo. "Finalmente, la recuperación definitiva del salario de los trabajadores públicos no será el resultado de los delirios, sino de una estrategia integral, que apunte a un conjunto de variables, entre las cuales destacan: la reanimación productiva, la estabilidad de precios, la recuperación petrolera, la productividad, la inversión privada y pública, el financiamiento interno y externo, entre muchos otros."

Ese conjunto de variables, Farías, que hacen parte de tu "estrategia integral" es en verdad delirante si es que estás contando con la burguesía y los EEUU para hacerla realidad. ¿De verdad crees sin delirar que la burguesía tiene ganas de estabilizar los precios? ¿De verdad crees sin delirio que habrá recuperación petrolera cuando toda "nuestra" industria fue levantada por la tecnología norteamericana que no cejará ni abandonará el bloqueo, o si esto ocurriese crees que el pueblo puede esperar ese milagro geopolítico? Por otro lado, ¿de verdad crees que habrá en el marco del gobierno socialista inversión privada...? Hermano, usted delira.

Y en tu delirio no ves la grosera desigualdad, la obscena inequidad y atribuyes las dificultades del pueblo a la caída del ingreso nacional. Te invito Farías a recorrer con el pueblo de la mano, la realidad de los bodegones, esos malditos Bachaco's Market1 como los bauticé en un ya lejano 2016. Sí Farias, "El que desconozca esta realidad, estará divagando en ilusiones".

Decía yo entonces: "Un fruto pues, de la guerra económica, ha sido la colombianización de nuestro mercado doméstico. Con bolívares ahora acostumbrados a pagar dólares inflados, adquirimos productos colombianos –que reemplazan a los “nuestros”- pero con dólares mucho más caros. Perdemos nosotros muchísimo, ganan ellos muchísimo. Otra vez muere Bolívar desterrado; otra vez matan a(l) Sucre. Otra vez, amoneda la traición Santander con cuño extranjero.

Ganar ganar, dicen las autoridades regionales. ¡No Joda! Si seguimos ganando así, pronto “ganará” toda Venezuela. Preveo una silenciosa pero vistosa invasión de Bachaco’s Market en Barquisimeto, Valencia, avanzando a ritmo de vallenato a la verdadera y definitiva toma de Caracas".

¿Deliro?




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