Oscar
Fuenmayor
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Extraños y comunes huecos están apareciendo por toda la faz de
la tierra causando inquietud en la humanidad. Desde la China inabarcable y
ancestral nos llegan noticias acerca de huecos gigantes que se devoran calles y
avenidas enteras, cuyo origen es el epicentro de acaloradas y sesudas
discusiones científicas; en Guatemala, un no previsto hueco se tragó varios
edificios arrastrando a varias personas a las insondables profundidades de lo
desconocido.
También en Maracaibo como en otras partes del mundo han
aparecido huecos por todas partes; grandes y chiquitos, largos y gruesos,
abundando en variedad y extensión. Por doquiera que se mire o se transite
aparecen los susodichos, secuestrándole al ciudadano de a pie o de vehículo su
derecho al libre desplazamiento por la congestionada e intransitable urbe.
La Humanidad, ansiosa, estudia incesante el fenómeno; las
teorías se multiplican como los huecos y la basura en Maracaibo. Hay quien
piensa que se está cumpliendo alguna profecía y que el mundo será devorado por un
gran hueco cósmico y que esto que vemos es apenas el principio, pero los científicos
estudian cautelosamente esta situación tan imprevista y novedosa como las
explicaciones de la Alcaldesa de Maracaibo sobre el desastre de la ciudad.
Teorías van y vienen sin resolver el misterio y, como si se
tratara de una invasión, los huecos proliferan también en el aire, en las aguas,
en la capa de ozono y hasta en la administración del Ayuntamiento, donde un hueco
de proporciones monumentales devoró la partida presupuestaria para bacheo de
calles y avenidas, recogimiento de la basura e iluminación de plazas y parques.
Pero mientras los científicos de todo el mundo discuten y se
confunden, al menos aquí en Maracaibo el fenómeno de los huecos finalmente fue
resuelto por la doctora Eveling Trejo, quien, luego de comerse un cepillado
envenenado que le brindara el rencoroso Guanipa en venganza por aquel asunto de
unas primarias, declaró alguna vez que “la ciudad está llena de huecos por efectos
de la naturaleza” y que ni ella, ni UNT, tienen algo que ver con las espantosas
concavidades que azotan a Maracaibo. Qué misterioso destino aguarda a la humanidad
con tanto hueco por ahí.
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