domingo, 1 de marzo de 2015

Ciencia y tecnología para caminar con pies propios



José Javier León
joseleon1 971@gmail.com
@joseleon1 971 _

La inversión en ciencia y tecnología ha aumentado exponencialmente en Venezuela. Un proyecto de país permite la planificación de políticas de largo aliento y la orientación estratégica de los recursos. Conocernos desde nuestras necesidades y buscar soluciones propias a los problemas estructurales son la única vía para la independencia y la soberanía.

Igual como existe un círculo de la pobreza que se convierte en cárcel para los pobres, pues para salir se necesitan los recursos de los que precisamente se carecen, igualmente la carencia de ciencia y tecnología pueden devenir círculo y cárcel. Se necesita un enorme esfuerzo y ganas de construir futuro para romper el ciclo perverso que nos ata a la dependencia y al subdesarrollo.
A ello se suma que los países que llevan la batuta en el concierto mundial, no están dispuestos a ceder su primacía ya crear mecanismos solidarios para liberar a los más débiles de la dependencia, claro está porque esta redunda en beneficios cada vez más altos toda vez que la ciencia y la tecnología son puntales de todo desarrollo en el marco de las relaciones que se dan hoy en el mundo.
De modo que nuevamente, se necesita un gran esfuerzo para plantarse con responsabilidad y seriedad ante el reto de comenzar a construir una ciencia y tecnología liberadoras, acordes a las necesidades del país y de su población. A esta dificultad nada pequeña, se suma que las necesidades de nuestros países no siempre son suyas verdaderamente, porque en el mundo hay necesidades creadas de acuerdo a intereses ajenos ya que que existe una universalización de los modos de vida modernos que hacen obligantes la ciencia y tecnología producidas en los centros desarrollados.
Rápidamente hemos mencionado una serie continua de dificultades pero, valga decir que se debe empezar por tener confianza en las universidades y en los centros de investigación; una política de financiamiento que haga conscientes a las empresas, a los sectores público y privados de que la investigación es una necesidad irrenunciable y que, una vez que exista la voluntad de inversión y los recursos, lo que sigue es investigar rigurosamente, con un sentido de país y de nación libre y soberana, que nos permita crecer humilde pero dignamente. A esto se han de sumar políticas de colaboración y transferencia tecnológica sobre la base de la comprensión de que sólo juntos podemos avanzar hacia un destino común, la preservación de la vida en el planeta.
La investigación, el desarrollo de la ciencia y la tecnología en la República Bolivariana de Venezuela, viene acompañada por un plan de país, por un proyecto nacional. Era eso lo que soñaba en la década de los ’70 el maestro argentino Oscar Varsavsky, cuando recorría América Latina convenciendo a los centros de investigación de la necesidad de mirar más de cerca nuestras propias realidades y actuar en consecuencia.
Tal vez siga siendo poco, pero cerca de 7 mil millones de bolívares han permitido financiar más de mil proyectos científicos y tecnológicos en áreas estratégicas para la Nación.
Del mismo modo, el Gobierno Bolivariano ha impulsado la investigación universitaria, con el financiamiento a proyectos y espacios, por casi 700 millones de bolívares.
Insisto, tal vez sea poco, pero del histórico 0,3 % de décadas anteriores hemos pasado a un 2,7 %, lo cual nos coloca entre los primeros países en inversiones en el área.
Con toda seguridad la cantidad afecte positivamente la calidad y un clima de fomento a la investigación propicienuevas aventuras.
El futuro es hoy y todo parece indicar que los venezolanos y venezolanas estamos dispuestos a construir una ciencia para el Buen Vivir.



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