José Javier León
joseleon1 971@gmail.com
@joseleon1 971 _
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La inversión en ciencia y
tecnología ha aumentado exponencialmente en Venezuela. Un proyecto de país
permite la planificación de políticas de largo aliento y la orientación
estratégica de los recursos. Conocernos desde nuestras necesidades y buscar
soluciones propias a los problemas estructurales son la única vía para la
independencia y la soberanía.
Igual
como existe un círculo de la pobreza que se convierte en cárcel para los
pobres, pues para salir se necesitan los recursos de los que precisamente se
carecen, igualmente la carencia de ciencia y tecnología pueden devenir círculo
y cárcel. Se necesita un enorme esfuerzo y ganas de construir futuro para
romper el ciclo perverso que nos ata a la dependencia y al subdesarrollo.
A ello se
suma que los países que llevan la batuta en el concierto mundial, no están
dispuestos a ceder su primacía ya crear mecanismos solidarios para liberar a
los más débiles de la dependencia, claro está porque esta redunda en beneficios
cada vez más altos toda vez que la ciencia y la tecnología son puntales de todo
desarrollo en el marco de las relaciones que se dan hoy en el mundo.
De modo
que nuevamente, se necesita un gran esfuerzo para plantarse con responsabilidad
y seriedad ante el reto de comenzar a construir una ciencia y tecnología
liberadoras, acordes a las necesidades del país y de su población. A esta
dificultad nada pequeña, se suma que las necesidades de nuestros países no
siempre son suyas verdaderamente, porque en el mundo hay necesidades creadas de
acuerdo a intereses ajenos ya que que existe una universalización de los modos
de vida modernos que hacen obligantes la ciencia y tecnología producidas en los
centros desarrollados.
Rápidamente
hemos mencionado una serie continua de dificultades pero, valga decir que se
debe empezar por tener confianza en las universidades y en los centros de
investigación; una política de financiamiento que haga conscientes a las
empresas, a los sectores público y privados de que la investigación es una
necesidad irrenunciable y que, una vez que exista la voluntad de inversión y
los recursos, lo que sigue es investigar rigurosamente, con un sentido de país
y de nación libre y soberana, que nos permita crecer humilde pero dignamente. A
esto se han de sumar políticas de colaboración y transferencia tecnológica
sobre la base de la comprensión de que sólo juntos podemos avanzar hacia un
destino común, la preservación de la vida en el planeta.
La
investigación, el desarrollo de la ciencia y la tecnología en la República
Bolivariana de Venezuela, viene acompañada por un plan de país, por un proyecto
nacional. Era eso lo que soñaba en la década de los ’70 el maestro argentino
Oscar Varsavsky, cuando recorría América Latina convenciendo a los centros de
investigación de la necesidad de mirar más de cerca nuestras propias realidades
y actuar en consecuencia.
Tal vez
siga siendo poco, pero cerca de 7 mil millones de bolívares han permitido
financiar más de mil proyectos científicos y tecnológicos en áreas estratégicas
para la Nación.
Del mismo
modo, el Gobierno Bolivariano ha impulsado la investigación universitaria, con
el financiamiento a proyectos y espacios, por casi 700 millones de bolívares.
Insisto, tal
vez sea poco, pero del histórico 0,3 % de décadas anteriores hemos pasado a un
2,7 %, lo cual nos coloca entre los primeros países en inversiones en el área.
Con toda
seguridad la cantidad afecte positivamente la calidad y un clima de fomento a
la investigación propicienuevas aventuras.
El futuro
es hoy y todo parece indicar que los venezolanos y venezolanas estamos
dispuestos a construir una ciencia para el Buen Vivir.
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