domingo, 1 de marzo de 2015

A dos años del asesinato del Cacique Sabino Romero Izarra


Nicanor Cifuentes Gil
ncifuentesg@gmail.com


Acá una página dolorosa. Un grito sobre papel para decir lo que hasta ahora sigue siendo deuda para con la familia Romero en el valle de Chaktapa en la Sierra de Perijá. La indemnización no llega y la justa demarcación de territorios se dilata en el tiempo.

Estamos en marcha activados en Machiques por la defensa de los bosques de Perijá. Los yukpas requieren todo nuestro apoyo y nuestra solidaridad para zafarse de las lógicas de la muerte. La sombra de la ceiba que era Sabino no está… y el sol quema. Matan a Sabino Romero y hieren a Lucía, su compañera. Anunciado estaba esto. Cuestión de meses, días... horas. Matan a quemarropa y de manera cobarde al líder indígena que desafiaba al poder ganadero y militar más corrupto de esta república que procura socialismo. Su voz aguda, su cuerpo sometido a la persecución mediática y fáctica ya no están en este plano, junto a este nosotros dolido en el que quedamos, ausentes, arrechos, ocupados en el agite de los días.



La sombra de la ceiba que era Sabino no está…y el sol quema 

Ahora vendrán los ostrones a decir lo que cobardemente nunca se atrevieron a decir desde sus cargos burocráticos. Ahora el dolor nos cobija y seguramente la mirada poblada de llanto–sal no permitirá ver claro el cúmulo de oportunistas, de "indigenistas" activados en el luto. Es por la tierra, compañeros y compañeras... que se da esta muerte maleva.

Así como la muerte de más de doscientos campesinos y campesinas de la matria de Bolívar en procura de dignificar la lucha por hacer del suelo más que terreno para vacas. Como en Palestina o la dolida Colombia, en el Paraguay golpeado por Monsanto, en Centroamérica adentro o en el Brasil cercano, es el mismo ardor, este mismo morirse en la más impune violencia de los terracogientes.

Es la misma metralla de los diarios de la derecha ultrosa. Matan a Sabino y yo hago silencio con
el cuerpo sin bajar la guardia, sin esconder la palabra precisa que legitime la digna rabia de asistir al dolor más injusto que pueda haber: La muerte de un gigante árbol, la sequía de un caudaloso río, el quejido más profundo de la verdad ancestral ahora ultimado por balas de metal y pólvora. O nos
acompañamos en la digna arrechera o mutamos a estúpidos agitados por la novedad incesante. Cae una inmensa ceiba, matan cobardemente a uno de los luchadores indígenas más lúcidos y valientes de este continente. Todo por la tierra, por la torpeza de burócratas en cargos ministeriales y por la fascista derecha maleva de siempre.

La solidaridad es ahora, la familia de Sabino Romero no debe quedar huérfana, a la intemperie en plena metralla. Es vital mostrar el corazón latiendo y decir como es deseado. Llora Perijá la muerte de uno de sus más luminosos defensores.

Alertados nos toca seguir diciendo verdades. Basta de esta torpeza humana enquistada en el Estado burocratizado exacerbada por la soberbia de la derecha ganadera rancia de Machiques (Gadema) y por el brazo cobarde del Diario La Verdad (con sede en Maracaibo) que nos aniquilan silente y selectivamente. Alertas que este dolor nos juntará y en abrazo colectivo seremos capaces de seguir insistiendo en lo digno y en la justicia para el pueblo indígena yukpa de la Sierra de Perijá, ecosistema frágil del occidente venezolano.

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