martes, 9 de febrero de 2021

Editorial 09 del programa radial Somos UBV que se transmite por Eclipe La Popular 88.3 y Tricolor 92.7


Llegó febrero y el pueblo venezolano lo recibe rebelde. Eso aprendimos con Chávez desde aquella madrugada del 92 cuando amanecimos no de golpe sino de rebelión. Porque los golpes de estado los aúpa la CIA y el Departamento de Estado y lo que hizo Chávez en una década infiltrado en el ejército puntifijista, fue construir un movimiento imbuido de la moral y la ética de los libertadores, para dar un martillazo a la taza de cristal de la falsa democracia adeco-copeyana. Como el oasis de Piñera en Chile, la nuestra fue durante cuatro décadas ejemplo de cómo se mantenía a raya a una población sometida a un empobrecimiento sistemático y al robo de sus recursos, bajo la cobertura y el adormecimiento mediático. Pero la vitrina se rompió el 27 de febrero de 1989, cuando el pueblo venezolano salió a la calle para decirle no al neoliberalismo, después del ensayo entre comillas exitoso llevado a cabo por Pinochet. En efecto, la escuela de Chicago y sus muchachos estaba probando a extender un Chile, dos, tres Chiles, sembrando el modelo neoliberal hasta lograr el ALCA y alcanzar así el sueño americano más acariciado, una doctrina Monroe sin cortapisas, configurando las relaciones de sumisión con el patio trasero y sus perritos domesticados. Pero no. El pueblo venezolano dijo no y tres años después. un joven militar de piel tostada y voz firme asumía la responsabilidad de los hechos en un país donde nadie se responsabilizaba de nada. Desde entonces, Bolívar se hizo Zamora y Zamora Chávez, un solo hilo hecho historia y revolución. Y en el 2005, tras fracasar el golpe de Estado de 2002 y el sabotaje petrolero, Chávez declaró muerto el Alca y las tres cabezas del monstruo se retorcieron y juraron acabar la revolución bolivariana a como diera lugar. Hoy seguimos en nuestro país asediado dando la batalla contra el modelo neoliberal en su etapa de desesperación pandémica, con la cual busca, lejos de cualquier racionalidad, destruir la economía para imponer el pillaje. A esa destrucción de las bases productivas, al desmantelamiento de la infraestructura del país, al hurto de sus profesionales, a los ataques a la moral y a las bases culturales del pueblo, a eso lo llaman desde el imperio "lucha por la democracia". Invierten en desestabilización y terrorismo, tanto como invierten el sentido de las palabras: en su jerga, los ataques son quirúrgicos, las bombas son inteligentes, hay asesinatos selectivos, falsos positivos, daños colaterales, terapias de shock, destrucción creativa, y un largo y cínico etcétera. La lucha hoy es devolver el sentido verdadero a las palabras y construir a punta de realidad un discurso cónsono, que diga lo que sucede y que haga lo que se piensa y dice. Todo un reto. Y es desde las universidades, y en particular desde la UBV, donde las palabras deben encarnar en acciones que transformen la realidad. Decir y hacer, de manera responsable es y será siempre un acto de rebeldía cuando lo que se quiere imponer es el fariseísmo, la demagogia, la hipocresía. La verdad es revolucionaria, nos dijo siempre el comandante Chávez. Digámosla, y hagámosla.

Sigamos juntos, solo así, venceremos!

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