viernes, 6 de noviembre de 2015

Reflexiones a propósito de la práctica periodística de frontera

Víctor Durán Cobo
   vihuduco@gmail.com

Colombia y Venezuela, naciones hermanas ubicadas al norte de Suramérica, comparten historia, tradición, población, además de otros lazos históricos, socioculturales y de hermandad que posibilitan la unión de ambos países mucho más allá de la extensa frontera compartida. 

En el territorio común venezolanocolombo existen diversas ciudades, poblados, variedad en el clima y biodiversidad. En ambos países abundan recursos naturales y energéticos, además de costumbres, tradiciones gastronómicas, ritmos musicales compartidos, es decir una especial vinculación intercultural entre dos naciones independizadas del dominio español a partir de la lucha del Libertador Simón Bolívar. 

De los 63.100 kilómetros cuadrados de extensión territorial del Zulia, más de 600 Kms comprenden los límites entre Colombia y Venezuela. Este territorio fronterizo por el Zulia y la región Caribe colombiana se subdivide en los límites por la Guajira binacional con 141 Km., la Sierra de Perijá 327 Km. y la depresión del Sur del Lago con 138 kilómetros de superficie terrestre. En Colombia la frontera con Venezuela por este extremo, se ubica en los departamentos de La Guajira y el Cesar, dependencias de la región Caribe de gran importancia para el Estado neogranadino por poseer recursos energéticos, hídricos, además de potencialidades para la actividad agropecuaria (Cesar) y minera (La Guajira), esta última riqueza del subsuelo compartida con Venezuela. 

En ambos lados de la extensa frontera entre Colombia y Venezuela se da una constante dinámica social e innumerables actividades formales de desarrollo económico productivo, así como todo tipo de acciones informales, delictuales, forajidas, ilícitas y de sobrevivencia a las que recurre parte de la población que habita en este territorio fronterizo. 

Tanto en Colombia como en Venezuela se conoce de situaciones extremas de conflictividad social, derivadas por las actividades ilícitas que incluyen: Secuestro, crimen organizado, tráfico ilegal de combustible, contrabando de extracción de alimentos, de medicamentos, narcotráfico, paramilitarismo, extorsión, además de la operación o actividad de grupos armados que no forman parte del ejército regular del Estado colombiano o de Venezuela. 

Con relación a la tarea de informar sobre la vida en la frontera, describir el abordaje periodístico fronterizo de la realidad supone un ejercicio intelectual que sobrepasa cualquier interpretación lógica y formal, tomando en consideración la tarea fundamental que sobre los medios masivos y el periodismo recae en el llamado compromiso de informar veraz y oportunamente, según lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 

Deontológicamente el modelo de cobertura periodística mediática en frontera debe orientarse a enterar, explicar, valorar y revelar la realidad de los acontecimientos y situaciones de las regiones fronterizas. De cumplirse a cabalidad la tarea de informar verazmente por parte de los medios masivos y de ser esta actividad orientada por principios éticos con relación a los temas de la especialidad periodística de frontera, la gran resultante de esa construcción de realidad informativa mediática, debiera ser lo más parecido a la verdad. No obstante, la práctica periodística en la frontera se caracteriza por un abordaje que responde a la visión capitalista. 

En el capitalismo, los medios masivos se han atribuido la responsabilidad en la construcción de matrices informativas y de opinión en la ciudadanía. Tanto en el estado Zulia, Táchira y en las ciudades colombianas fronterizas con Venezuela, los eventos que mayor cobertura tienen para los dueños de medios masivos privados son los basados precisamente en los intereses del capital y no en el interés supremo de los pueblos. Así, los medios masivos del capitalismo en Venezuela y en Colombia son parte del patrimonio empresarial privado, por lo que la defensa y temas de referencia a abordar no riñen con los intereses económicos e ideológicos transnacionales. 

Este periodismo se reconoce como una actividad o un tipo de comunicación que no impacta profundamente o que simplemente no está diseñado para la frontera, al no representar el interés de trasformar la realidad fronteriza de explotación, exclusión y desigualdad.

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