martes, 16 de marzo de 2021

Contenidos de Somos UBV 14 - Transmitido el 14 de marzo de 2021


 

Un concepto se puso esta semana de moda, como ocurre cada cierto tiempo, el de "autonomía universitaria". En verdad, hay unas palabras que la sociología al uso de la opinión pública que los medios acostumbran ventilar para mantener agitada a la clase media del país, cada tanto asoman porque son buenos para agarrar centimetraje. Lo hacen con sobrada hipocresía, pero la verdad, no se le puede pedir peras al olmo. Esta vez repito fue autonomía universitaria, hace tiempo fue sociedad civil, de vez en cuando meritocracia. Y así van, de frase en frase, en la que concentran prejuicios, racismo, discriminación, para de paso autoelevarse, autodenominándose ellos sí sociedad civil en guerra despreciativa contra la sociedad incivil; ello sí, aristocracia con méritos contra el perraje; ellos sí universitarios autónomos contra las pseudo universidades y los universitarios adictos al régimen. Falacias. La sociedad civil festejó las guarimbas y el linchamiento. Los meritócratas importaban ciencia y tecnología y boicotearon todos los esfuerzos por construir desde dentro de sus instituciones un pensamiento y una tecnología independiente y soberana. Ellos en su afán de crear republiquetas hicieron de las universidades elefantes blancos hinchados de renta petrolera. Hoy, cuando el bloqueo y la asfixia petrolera dejaron al desnudo las enclenques estructuras del parasistismo económico, las universidades quedaron desmanteladas. Y los pocos universitarios y universitarias que lucharon durante décadas contra las autoridades y los rancios esquemas de dirección, tratan entre los escombros y las ruinas, de levantar el espíritu indómito de la investigación, de la creación, haciendo renacer como el Fénix el ideal de universidad robinsoniana, el único que debía haber prevalecido contra el que se impuso afrancesado primero, agringado después, colonial siempre. Pues bien, hoy cuando el Estado está buscando mecanismos para vencer la asfixia, eludiendo las formas financieras y bancarias, para que los recursos rindan y no vayan al saco roto, al barril sin fondo de las élites universitarias, reñidas ha décadas con el hacer universitario humanístico y científico. Frente a esta histórica realidad, conocida por todos, la reacción grita desaforada que atacan su autonomía. Autonomía que ha servido para todo, menos para producir conocimiento autónomo. Antes bien, ha sido de patente de corso para constituirse en un estado dentro del estado, vale decir, en un espacio sin ley, en un fondo particular de familias apellidadas, que manejan espacios públicos como fundos, como haciendas particulares. Desde la UBV apoyamos y reivindicamos el concepto de soberanía en lo que importa. En lo que aporta para ser un espacio de pensamiento irreverente, que va al pueblo porque viene del pueblo, y, en esa dialéctica, construye saberes que buscan transformar la realidad, solucionando los problemas de todos y todas, aquellos que tienen que ver simbólica y concretamente, con la producción de alimentos, de salud, de vivienda, de vestidos, en fin, la que hace posible soñar y construir una realidad digna, amante de la vida.


 


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