miércoles, 29 de julio de 2020

Límites y desafíos en la construcción de la política académica en la UBV, en el marco de la pandemia Covid-19 y la guerra multiforme liderada por el gobierno de los EEUU en contra de nuestro país Venezuela



Con la ponencia de la profesora Diana Acosta, el PFG en Comunicación Social de la UBV Eje Cacique Mara, se hizo presente en el Foro "Diálogos y divergencias de la política académica en la UBV", realizado el 28 de julio en el marco de la II Convención de Estudios en Educación Emancipadora y Pedagogía Crítica 2020 (CONEEPEC 2020).



sábado, 25 de julio de 2020

Jesús, la ofuscación es mala consejera



José Javier León
joseleon1971@gmail.com


Esta vez le tocó a Jesús Farías salir a dar la cara por el buró económico de la Esquina de Carmelitas y no le fue nada bien. Primero, porque estaba de visible mal humor y segundo, porque los argumentos no se sostienen con gritos ni aspavientos, sino con datos. Y él no apuntó ni uno. Por otro lado le intenta responder a Pasqualina -como si ella sólo hubiera escrito un artículo y no unos cuantos de manera sistemática, responsable, profesional y preocupada, con una dedicación didáctica encomiable, amén de libros sostenidos y densos- con un sólo artículo que busca sin fortuna ser demoledor por la vía de caerle a martillazos a una vitrina. Regularmente en las rabietas lo que hacemos es proyectar lo que pretendemos señalar, es lo que hace Farías, sin darse cuenta, cegado por el malhumor, contradiciéndose y negando lo que más adelante afirma. Verdaderamente lamentable.

Por ejemplo, cuando Farías le pone comillas a la palabra izquierda, algo de sí mismo proyecta, de hecho entre derecha e "izquierda" parece estar él y su especie, tal vez en un más allá del bien y el mal propio de una una izquierda de verdad, ¿originaria, acaso? Y cuando dice que este pueblo no se deja engañar, ciertamente hoy está clamando no ser más engañado.

Jesús, Pasqualina no descalificó al gobierno, apuntó directamente a actores muy concretos que se encuentran localizados en un punto crucial: la tal esquina. El gobierno es una cosa en abstracto, los que mueven los hilos de la economía en alianza y conchupancia muchas veces con el medio millón de burgueses contra 8 millones y más de trabajadores, es otra cosa, muy concreta. ¿Te acuerdas de Castro Soteldo abrazando a su aliado El Tornillo de El Tunal?

Dice Farías que "el gobierno no es monetarista" y que expande la inversión social en medio de una espantosa contracción del ingreso consolidando la presencia estatal en todos los ámbitos de la nación". La realidad es que tal expansión no llega a todos los que la necesitan, ni en calidad ni en cantidad. No hay presencia estatal en todos los ámbitos de la nación y decir lo contrario es demagógico y niega los efectos reales de la guerra sobre los trabajadores y las trabajadoras y en particular sobre los pensionados y pensionadas, la base social del gobierno, es decir, sostener esa ilusión arriesga la revolución sobre una base fantasmal que sólo se puede sostener sin rubor frente a cámaras de televisión. Hay que tener otra cualidad comunicacional para decir la verdad aunque duela, mas sin embargo sólo se puede decir y asumir cuando se está haciendo algo real y concreto -con imaginación, audacia y convicción- por transformar la difícil realidad.

"De tal manera que el calificativo monetarista es un verdadero disparate", dice Farías proyectando una actitud que no está en los artículos sosegados y didácticos de Pacualina, lo feroz y absurdo lo está proyectando el propio Farías.

Dice que el impuesto, el IVA "Efectivamente" lo pagan sin diferencia los que más tienen y los más pobres. Falso Farías, hay diferencias y descomunales. Los pobres y los ricos no pueden pagar sin diferencias los impuestos, el rico si paga apenas le duele, el pobre sencillamente, no puede. El rico si paga lo hace llorando para que se lo reduzcan o lo eximan, el pobre frente a la caja registradora no puede ni evitar ni eludir, es más muchas veces se va sin poder pagar ni consumir, claro está.

Por cierto, meter en los impedimentos para cobrar impuestos la actual pandemcia, es de una miopía extravagante, sobre todo si se considera lo coyuntural de la COVID-19 y lo estructural del problema económico. Además, si hoy no se le cobra impuestos a la burguesía tan golpeada por la pandemia, por qué no se ha eliminado el cobro del IVA al pueblo siendo tan golpeado por la pandemia capitalista? Será porque como dice Farías, esos recursos se necesitan y no se puede saltar al vacío...?

Pero Farías confirma lo dicho por Curcio, después de haberle dicho disparatera: "No podemos renunciar de un ingreso imprescindible sin tener alternativas seguras. La construcción de un nuevo modelo social no admite aventuras ni saltos al vacío". O sea, lo que se le saca a los pobres sostiene al actual modelo y cambiar esta situación es un "salto al vacío". ¡Qué tal!

Dice Farías: "Como es de todos sabido, la inversión social en la estructura del presupuesto nacional ha beneficiado a los trabajadores y al pueblo en general en más de un 70%". Lo que no dice o no ve o no reconoce es que esa inversión no es hoy del 70% al menos en términos reales, la inversión se ha reducido y ha quedado a la vista en desinversión, abandono y desidia. ¿A qué se deben los planes una y otra vez repetidos de recuperar las instalaciones de salud o la infraestructura de las ciudades? ¿No será Jesús, que hubo desinversión? Y es natural que exista Jesús, por el bloqueo y la asfixia a la que tú mismo haces referencia, lo cual lógicamente impide decir que existe tal inversión del 70%, a menos que lo digas para intentar tapar los argumentos de Pasqualina con algo más que diciéndole -y proyectándote en el insulto- que disparatea. Por que como tú muy bien dices: "La gigantesca obra social de la revolución bolivariana se financió con los ingresos petroleros y con los diferentes impuestos no petroleros, incluyendo el IVA". Exacto Farías, no pudiste ni puedes decir se financia.

Por otra parte, frente a la groseras ganancias no es reproche lo que siente el pueblo cuando el estado paga la nómina de la empresa privada: es casi desilución. Eso tuvo justificacióón en algún momento, como dijo el presidente Maduro, para quitarle excusas a la burguesía a la hora de pagar los sueldos de sus empleados. Cuando decían, hipócritamente, que tras la reconversión no iban a poder "pagar la nómina". En ese momento, el estado intentó -ilusamente- quitarles la excusa, sin embargo estuvo y está visto que en el interés del sector privado no está corregir las desigualdades ni las inequidades, sino aumentarlas porque ello supone mayores riquezas y beneficios políticos, porque con la desestabilización y la "crisis económica inducida" pretende ganar votos. Y aquella vez, en pocos días, los precios ya habían saltado exponencialmente destrozando el increíble aumento, riéndose de la ingenuidad del gobierno y de su medida compensatoria y muy humana de cubrir la nómina privada.

Dice, Jesús, que "Un gobierno socialista siempre va a emplear los recursos para el pueblo, ese es el sentido clasista del ejercicio del poder." Pero eso, que es lo que debe ocurrir, no es lo que está ocurriendo, y no porque el gobierno sea de derecha, sino porque los que están tomando las decisiones económicas lo están haciendo beneficiando ¿a conciencia? a la burguesía ¿por chantaje y presión? o... porque le temen al vacío, ese horrible vacío al que hace rato saltó buena parte del pueblo que ya no puede vivir de su trabajo.

Jesús Farías dice que Curcio no habla del ataque del imperio, pero eso es falso. En cambio, de lo que no habla Farías, es de las ganancias de la burguesía: ¿será que es un tema tabú?

En efecto, Pasqualina habla una y otra vez del ataque del imperio: "la realidad es que estamos en medio de una hiperinflación inducida -dice- cuya causa no es la ambición de un capitalista que caprichosamente fija un precio arbitrario (claro que también los hay quienes se aprovechan más de la cuenta) sino un ataque desmedido a nuestra moneda en el marco de una guerra sin cuartel que nos declaró el imperialismo estadounidense."

Por otro lado, no habla de aumentar salarios o fijar precios solamente, sino de "revisar y revertir la perversidad del sistema no solo de fijación de precios y salarios en Venezuela, sino también de ganancias, de hacerlo menos injusto, menos explotador."

¿Es que alguien puede afirmar desde la precitada esquina, que ha sido exitosa la fijación de precios? ¿De qué tamaño tiene que ser ese NO rotundo? ¿Es falso que esa "estrategia" sólo le ha dado beneficios -"o sosiego como dice Curcio"- a la burguesía?

Pasqualina, en uno de sus artículos, revela el grado de explotación que sufrimos los trabajadores y trabajadoras del país. "De acuerdo con los datos que publica anualmente el BCV en las cuentas consolidadas, el grado de explotación en Venezuela el 2017 fue 268%. Por cada bolívar que se destinó a los Salarios 2,68, casi 3 veces más, se destinaron a la Ganancia. Ese año, y aunque es el obrero quien con su fuerza de trabajo agrega valor a la economía, solo el 18,3% fue a parar a los bolsillos de todos los asalariados, mientras que el 49,1% se lo embolsó el grupo de burgueses. ero hay un pequeño detalle en estos números, y es que mientras los asalariados éramos 8.184.320, los burgueses eran tan solo 434.253, en otras palabras ese bolívar destinado a los salarios se debió distribuir entre más de 8  millones de trabajadores mientras que los 2,68 que se destinaron a los burgueses se distribuyó tan solo entre no más de medio millón de capitalistas. Cuando ajustamos ese minúsculo, más no insignificante detalle para calcular la explotación de cada trabajador, obtenemos que por cada bolívar que le correspondió a cada asalariado, el burgués se embolsó 30 bolívares. Así que, realmente la cuota de explotación del trabajador en Venezuela fue, en promedio, 3026% durante el 2017."

Pero lo doloroso, Jesús, es que no sólo existe esa realidad en los números, existió y existe en la calle.

Y he aquí, desde mi humilde perspectiva, el quid del asunto de la propuesta planteada por Pasqualina: "El objetivo es que, cada vez que aumente la Ganancia ya sea porque aumentó la productividad del trabajador o porque incrementaron los precios de las mercancías, la cuota de explotación en cada entidad de trabajo y en la economía en su conjunto no exceda el 100% impidiendo de esta manera que el capitalista se apropie de la mayor productividad del trabajador o se aproveche del incremento, inducido o no, de los precios".

Sin embargo, donde Jesús Farías pone la cereza es cuando dice: "el bloqueo ha colapsado los ingresos requeridos para el aumento salarial que se merecen los trabajadores". Quiere decir que: cuando cese el bloqueo habrá un justo aumento salarial. Preguntamos entonces con inocencia conmovedora: ¿el bloqueo cesará? En otras palabras: ¿el equipo económico va a esperar que cese el bloqueo para evitar el enriquecimiento escandaloso y grosero de la burguesía y lograr salarios justos para los trabajadores?

Además, como dice Pasqualina, si no hay dinero, ¿por qué tiene tanto la burguesía? ¿De dónde salió y de dónde sale ese dinero? ¿O no tiene, Jesús?

Si Farías sufre de proyección, donde peor se refleja es en el punto 5 de su artículo. "Finalmente, la recuperación definitiva del salario de los trabajadores públicos no será el resultado de los delirios, sino de una estrategia integral, que apunte a un conjunto de variables, entre las cuales destacan: la reanimación productiva, la estabilidad de precios, la recuperación petrolera, la productividad, la inversión privada y pública, el financiamiento interno y externo, entre muchos otros."

Ese conjunto de variables, Farías, que hacen parte de tu "estrategia integral" es en verdad delirante si es que estás contando con la burguesía y los EEUU para hacerla realidad. ¿De verdad crees sin delirar que la burguesía tiene ganas de estabilizar los precios? ¿De verdad crees sin delirio que habrá recuperación petrolera cuando toda "nuestra" industria fue levantada por la tecnología norteamericana que no cejará ni abandonará el bloqueo, o si esto ocurriese crees que el pueblo puede esperar ese milagro geopolítico? Por otro lado, ¿de verdad crees que habrá en el marco del gobierno socialista inversión privada...? Hermano, usted delira.

Y en tu delirio no ves la grosera desigualdad, la obscena inequidad y atribuyes las dificultades del pueblo a la caída del ingreso nacional. Te invito Farías a recorrer con el pueblo de la mano, la realidad de los bodegones, esos malditos Bachaco's Market1 como los bauticé en un ya lejano 2016. Sí Farias, "El que desconozca esta realidad, estará divagando en ilusiones".

Decía yo entonces: "Un fruto pues, de la guerra económica, ha sido la colombianización de nuestro mercado doméstico. Con bolívares ahora acostumbrados a pagar dólares inflados, adquirimos productos colombianos –que reemplazan a los “nuestros”- pero con dólares mucho más caros. Perdemos nosotros muchísimo, ganan ellos muchísimo. Otra vez muere Bolívar desterrado; otra vez matan a(l) Sucre. Otra vez, amoneda la traición Santander con cuño extranjero.

Ganar ganar, dicen las autoridades regionales. ¡No Joda! Si seguimos ganando así, pronto “ganará” toda Venezuela. Preveo una silenciosa pero vistosa invasión de Bachaco’s Market en Barquisimeto, Valencia, avanzando a ritmo de vallenato a la verdadera y definitiva toma de Caracas".

¿Deliro?




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viernes, 24 de julio de 2020

Coro se escribe con “G” de Gracias

Ana Cristina Chávez A.

Miel y Salmuera / Diario La Mañana


En el 493° aniversario de Santa Ana de Coro, a celebrarse el próximo 26 de julio, debo obsequiarle mi infinita gratitud por la hospitalidad brindada, desde que llegué en el año 2005 a probar suerte en el ámbito laboral, luego de trabajar en Punto Fijo y en Pueblo Nuevo, proveniente de Maracaibo, la tierra donde nací.

De Coro conocía su casco histórico y los Médanos, parada obligatoria en los viajes rumbo a la Paraguaná de mi familia paterna, así que vivir la grandeza de esta ciudad y su gente ha sido un aprendizaje inolvidable. Coro es una metrópolis pequeña llena de enormes corazones, pero como todo, tiene su contraparte. La capital del estado Falcón cumple a cabalidad con el dicho aquel de “pueblo chico, infierno grande”, pese a la santidad a la que hace alusión su nombre y que sabe ampararse en los templos católicos y cruces de madera pacientemente devoradas por el comején.

Por favor, no me excomulguen, pero esta ciudad es una caja de sorpresas que aprendes a amar si logras entender los contrastes existentes en sus paisajes y contradicciones culturales. Por un lado, está su religiosidad arraigada por siglos, que se respira en cada esquina; por el otro, la tierra es dueña de un movimiento literario y artístico de vanguardia, que sin culpa alguna baña sus mejores creaciones en ardiente cocuy. En la otra cara, se encuentra una comunidad de jóvenes universitarios, que antes de la cuarentena colmaba las calles con los más variados acentos, nacionalidades y tendencias. Por último, en ella convive una tribu de políticos que no se cansa de manosearla a su conveniencia, indiferentemente de las siglas y colores que ostenten.

Todo esto se conjuga para que la ciudad se mueva dentro de lo tradicional, lo artístico, lo patrimonial y los intentos de modernidad y avance que sus dirigentes no atinan (o no desean) lograr. Sin embargo, ella sabe salir adelante arriesgándose, aunque los prejuicios que la invaden hagan eco en su cabeza.

Lo anterior, me motiva a ver a Coro como una dama antañona de elevada cultura, que con abanico y rosario en mano se sonroja ante las indiscreciones de los caballeros que la pretenden, pero que en privado, con total libertad, se despoja de enaguas y corsés para entregarse al más lujurioso y varonil de sus amantes.

 Aquí crecí como mujer y profesional, conocí a excelentes personas, amigos, compañeros de trabajo y de estudio. Quise y me quisieron. En esta ciudad me brindaron oportunidades, reconocieron mi labor pero también la condenaron. Parafraseando a Simón Bolívar, puedo afirmar que “yo moriré como nací: desnuda”, pero no dudo que mi alma se irá vestida con los recuerdos del Coro –que orgullosamente- decidí habitar en los últimos 15 años. Gracias ¡Nos seguimos leyendo!                

 anachavez28@yahoo.es @AnaChavez_   

domingo, 19 de julio de 2020

Esperanza y entusiasmo para construir patria



  En nuestro aniversario número 17, la profesora Ruth Jiménez, del PFG en Comunicación Social, nos regala memorias llenas de esperanza, entusiasmo y compromiso para  motivarnos a asumir la nueva normalidad

 A la pregunta: ¿Qué le regalarías a la UBV en su cumpleaños 17?, respondió: ¡Le regalaría la esperanza, el entusiasmo y el compromiso de todos para la construcción de la patria bonita, como aquel julio de 2004, cuando salimos sin distinción a dar el todo por el todo en la Misión Florentino. Le regalaría además los sueños inconclusos en el mundo postpandemia, si aprendemos la lección necesaria."




Imágenes de la participación de estudiantes de la UBV en la campaña por el NO en el marco del referéndum revocatorio del 2004, denominada Misión Florentino.








sábado, 18 de julio de 2020

Obsequio cultural en el décimo séptimo aniversario de la UBV



Décimo séptimo aniversario

Allí hemos estado construyendo sueños, compartiendo, intercambiando caminos de enseñanzas.

Allí hemos estado con todo nuestro ser y parecer para crecer.

Hemos sembrado libros, escritos, hemos defendido principios, derechos.

Hemos arado la tierra, sembrado comida, preparado alimentos. 

Hemos aprendido enseñando y enseñando hemos aprendido de los estudiantes que han pasado, se han graduado y ahora son nuestros hijos, nuestros amigos,  nuestros colegas.

Hemos defendido puntos de vista, tesis, ensayos, investigaciones, han sido innumerables los talleres, encuentros, simposios, congresos.

Allí hemos estado con nuestros talentos convencidos que el ser humano es capaz de conseguir sus metas sin atropellar al otro, sin matar al prójimo, "para la guerra nada" para la educación todo. 

Un año más contando anécdotas, viendo crecer un sueño del comandante Chávez, en honor a él hagamos realidad su legado, falta un año para su mayoría de edad, allí estaremos sus padres, sus hermanos, sus hijos para acompañarla en su mayoría de edad. 

Cuenta con nosotros querida UBV. 



Wilson José Solano 

Julio 2020
Tiempos de cuarentena.
Eje Cacique Mara














En el Zulia tenemos una gran caja de regalos para la UBV

Este 18 de julio de 2020, cuando se cumplen 17 años de la fundación de la Universidad Bolivariana de Venezuela, por parte del presidente Hugo Chávez, los trabajadores del Eje Geopolítico Regional Cacique Mara, armamos una gran caja de regalos, llena de buenos deseos y manifestaciones de cariño para nuestra Casa de los Saberes.


Yazmín Urdaneta Olmos
Profesora Yazmín Urdaneta Olmos: Yo me regalo ad honorem a mi universidad. Quiero estar toda mi vida en ella dando clases.

             PFG en Estudios Jurídicos.


Profesora Verónica Pirela: Le regalaría unas buenas autoridades. Ningún Rector o Rectora ha visto a la UBV como es.

    PFG en Comunicación Social.


Profesora Jenny Farías: Le obsequiaría una sede con internet.

    PFG en Comunicación Social.


Profesora Deyanira Henríquez: Le regalaría una sede digna, además un personal que la quiera y la respete, que no sea solo de 15 y último. Un personal que la dignifique.

                                 Asistente de investigación. 10 años de servicio. Jubilada.


Profesor Miguel Fuenmayor: Yo le regalaría más amor y más trabajo. 

Miguel Fuenmayor

            PFG en Comunicación Social


Profesora Lissette Pérez: Le regalaría una sede en buenas condiciones, que tenga desde internet y todos los implementos necesarios para una  educación adecuada a los momentos actuales.

Sin embargo, una adolescente que cumple sus 17 años, estaría pensando en su independencia y en un joven seleccionado por ella misma, en este caso una autoridad por votación. Pero no es el caso, por ahora nuestra adolescente también tiene que adaptarse a la realidad país, por lo que, una sede y sus herramientas para llevar a cabo el proceso de formación, sería lo básico por ahora, mientras seguimos luchando para salir de esta guerra económica y ahora también biológica. Espero que por fin alguien la tome en serio y no estén solo manoseándola, como hasta ahora, que la miran, la tocan y le ofrecen, pero ninguno le demuestra amor con acciones.

                                                 PFG en Comunicación Social


Profesor Narciso Antonio Maldonado Salas: Creo necesario que se debería hacer un voluntariado para apoyar en actividades internas y externas a la universidad en todos los campos: laboral, social y científico, además la universidad tiene distintos programas, estudios y conocimientos necesarios en los tiempos actuales para apoyar en asesoría de trabajos voluntarios en las comunidades e instituciones, como  contribución con el desarrollo del país. Y para cambiar el esquema de estar de espalda al trabajo social, hay que realizar proyectos  colectivos por el bien común del pueblo, tomando el ejemplo del Che Guevara. 

                                                                           PFG Psicología.


Profesora Yamira Acosta: Yo le regalaría unas autoridades, un gobierno regional y municipal de profunda convicción revolucionaria y sentido político chavista, que orienten su accionar para posicionar a la UBV como una verdadera universidad revolucionaria.

                                                        PFG en Comunicación Social


Profesor Pablo Araque: Le regalaría unas instalaciones acordes a sus necesidades académicas funcionales, donde podamos seguir con los encuentros de saberes postpandemia, para contribuir con el desarrollo de la patria. 

                                                      

                                                       PFG en Comunicación Social


¿Qué le regalaría a la UBV en sus 17 años de fundada?

"Le regalaría, para que lo reparta entre quienes la amamos y seguimos a su lado, un mapa inmenso en espacio-tiempo, del tamaño del territorio si es necesario, dibujado por nuestras propias manos, con barro, sudor, clorofila y saberes múltiples, que reflejen lo que ya no aguanta más para asomar su efervescencia".


Primero, un beso y un abrazo, por ser quien es, por insistir en seguir siendo a pesar de las dificultades y los abandonos.

Le brindaría la calma que tanto le falta al venezolano, como cantaba el viejo Simón Díaz, para que su madurez institucional la agarre bien parada, robusta y seria ante las veleidades de las cosas menos importantes, para ir buscando el reposo que la consciencia da y que Venezuela necesita para entenderse y para, a partir de allí, construir-se algo parecido a un Nosotros-perfil-identidad.

Le regalaría, para que lo reparta entre quienes la amamos y seguimos a su lado, un mapa inmenso en espacio-tiempo, del tamaño del territorio si es necesario, dibujado por nuestras propias manos, con barro, sudor, clorofila y saberes múltiples, que reflejen lo que ya no aguanta más para asomar su efervescencia.

Le regalaría la posibilidad de ser niña y abuela a la vez, para que el entusiasmo saltarín de la chiquilla y la paciencia sabia de la abuela le dibuje alas que permitan alzarse para ver el bosque desde arriba y posarse en las ramas, cuando sea necesario, para acariciar e iluminar con sus saberes a quien lo necesite.

Y unos lentes de aumento, multifocales, para comprender y armar desde todo punto de vista, y a toda escala posible, aquel tejido que nos arma y que tan poco hemos entendido, y que con las acciones que de estos entenderes emanen, comenzar a construir un perfil de Venezuela que del cual nos sintamos orgullosos por haber sido ingredientes esenciales en su construcción y apuntalamiento.

                                                                                        

JUAN CARLOS SOTILLO MENESES

PROFESOR AGREGADO

EGR CACIQUE GUAICAIPURO

PFG EN HIDROCARBUROS

CENTRO DE ESTUDIOS DE CIENCIAS DE LA ENERGÍA

16 AÑOS EN UBV

 (Hoy desde Caracas, pero hasta hace un año, por 15 años, desde Maracaibo).



José Javier León: A la UBV le regalaría una amplia discusión sobre el concepto de "trabajo"

"...estoy convencido de que la UBV es de las pocas instituciones que nacieron en el fragor de la revolución bolivariana llamadas a responder al compromiso de construir un concepto de trabajo liberador para una economía otra, socialista".




  En su cumpleaños, a la UBV le regalaría una amplia discusión sobre el concepto de "trabajo". La historia académica universitaria dependiente y colonial llevó a las instituciones que conocemos a un estado de depresión que las preparó para el asalto del mercado. Era eso lo que el pueblo venezolano paró casi en seco en el año 89 y que luego con Chávez se expresaría en la negativa constitucional a la privatización. La crisis sin embargo ha generado en muchos aspectos condiciones pre-Chávez en instituciones clave: PDVSA, Comunicaciones, Educación, Empresas Básicas, Salud... Es la lucha del capital (de naturaleza privatizadora) contra el trabajo, vale decir, contra el ser humano. 

  El trabajo que necesitamos asumir pasa por derrotar la privatización y eso sólo lo podemos hacer produciendo, para lo cual necesitamos generar dentro de los espacios y centros de trabajo, formas de producción no capitalista, y generarlas -he ahí lo complicado- contra el modelo y las formas de ser y hacer que ha impuesto el capital históricamente y que se expresa en los manuales, en los sistemas de experto, en los procedimientos, en las rutinas establecidas, en las certificaciones, en los modelos "probados", etc. En empresas de por sí capitalistas el proceso desprivatizador es sumamente difícil -si no imposible- y las universidades llamadas autónomas y tradicionales la verdad no se plantean ni de cerca ese particular objetivo histórico, al contrario funcionan al servicio de esa ideología, no importa que las conduzca hacia su desaparición como ha venido ocurriendo. 

  De modo que estoy convencido de que la UBV es de las pocas instituciones que nacieron en el fragor de la revolución bolivariana llamadas a responder al compromiso de construir un concepto de trabajo liberador para una economía otra, socialista. El reto -lo que nos toca y nos cuesta a veces ver- es reinventarnos -dentro de la propia institución-, luchar contra nosotros mismos y en el compás histórico que nos ofrece este tiempo de crisis, proponer al país un concepto de trabajo (y producción y organización social y comunal) que irradie a todas las instituciones a través de sus nuevas y nuevos profesionales. Si la UBV no participa en la construcción de este nuevo concepto, difícilmente otras instituciones lo hagan.

                 

José Javier León

Director del Eje Geopolítico Regional Cacique Mara


 

 

 


María Chamorro: Un testimonio de agradecimiento en el 17 aniversario de la UBV

   

"En la UBV entré con aquel espíritu invencible recién graduada de Bachiller Mercantil, con muchas expectativas de qué será lo nuevo que traería, sin imaginar que iba ser parte de una nueva esperanza, lucha amorosa y patriótica".


  A la UBV la conocí en el 2004, en medio de un espléndido espacio natural. Llegué con la esperanza puesta en mis hombros al ser excluida de la casa de estudio tradicional de mi región. En la UBV entré con aquel espíritu invencible recién graduada de Bachiller Mercantil, con muchas expectativas de qué será lo nuevo que traería, sin imaginar que iba ser parte de una nueva esperanza, lucha amorosa y patriótica. Llegué en ese año y el recibimiento fue caluroso y ameno, no lo puedo olvidar, me abrieron sus puertas e ingresé con mucho ahínco y alegría porque algo me decía en lo más profundo de mi ser que sería increíble el camino que emprendería y sí, he pasado los más increíbles años, vaya que sí. 

  Comenzaron primero los cinco largos y enriquecedores años, con bellas experiencias, como lo fue la inserción de la Misión Robinson en el PIU que tuve la oportunidad de impartir en mi humilde hogar, con abuelitos de mi comunidad en compañía de batalladores camaradas de esta universidad, luego me obsequió el sueño más anhelado desde la niñez, pues a través del Eje Estético Lúdico y el  área deportiva, pude pertenecer al equipo de Artes Marciales (Karate-Do) de la universidad. Igualmente, hice parte de la promoción de proyecto comunitario y pude agradecerle a través  de la reconstrucción de experiencias, y así muchas vivencias más que pudiera agregar pero que harían extenso este breve agradecimiento. Como profesional egresada de esta casa de estudios, me abre nuevamente sus puertas, dándome otra nueva oportunidad en un concurso e inducción docente con grandes expectativas y aprendizajes, ¿Qué más podría pedir? Por eso actualmente  como parte del cuerpo docente de la joven institución que se acerca a su mayoría de edad, agradezco infinitamente.

   ¿Qué le regalaría? Infinitas gracias, le obsequio mi agradecimiento así como las experiencias y los años de estudiante y ahora de docente, tiempo que he compartido desde antes de llegar a mi mayoría de edad hasta la actualidad, con esta majestuosa Casa de los Saberes en conjunto con Dios y nuestro Eterno Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. A pesar de la situación y todo lo que estamos pasando, en Dios deseo que sean muchos años más que la UBV perdure.

 

María Chamorro

Eje Cacique Mara

Centro de Estudios: Cesacodevi

 


viernes, 17 de julio de 2020

¡SACA LA MANO ANTONIO!

Miel y Salmuera, Ana Cristina Chávez.  anachavez28@yahoo.es

(Publicado en La Semana Digital: https://www.lamananadigital.com/saca-la-mano-antonio/)

16 de julio de 2020



   Hace algunos días estaba haciendo fila en un local de venta de alimentos, tratando de mantener la distancia social, observando las variadas maneras en que los corianos utilizan el tapabocas, y por supuesto, me mantenía atenta a las conversaciones, las cuales en su mayoría, giraban en torno a los precios de los productos, el valor del dólar y las últimas adquisiciones realizadas. Delante de mí una pareja hablaba sobre la frecuencia con la que compraban refrescos –litro y medio diario, porque sin eso no podían comer- lo que me recordaba que soy la oveja negra de la familia en ese aspecto. Por cierto, el sujeto en cuestión era un cronista en potencia, con buena memoria –requisito indispensable para ser el contador oficial de la ciudad y lo que no recuerda, se lo inventa- pues en ese rato narró la vida de varios lugareños y relató anécdotas de hace treinta años, como si hubieran ocurrido ayer.
   Esa noche tendrían una reunión familiar, porque era viernes, el cuerpo lo sabía y lo de la cuarentena no iba con ellos. Así que como andaban juntos, pero no revueltos, cada quien hizo su compra por separado para llevar su aporte al convite. Primero pasó el señor y fue rápido y decidido (el refresco lo compraría en otro lugar donde era más barato), luego la doña paseó su vista por los estantes del pequeño comercio, solicitó un kilo de queso, harina, margarina, huevos, mayonesa, medio kilo de jamón (sí, jamón) y curiosa, preguntó por una mortadela. ¿Qué es eso?, ¿a qué sabe?, ¿es como una salchicha?, consultó al vendedor. Yo estaba justo detrás de ella y pensé: Por Diooos, ¿no vas a saber qué es la mortadela, en estos tiempos?, me di vuelta y la señora detrás de mí lucía la misma mirada de suspicacia.
   La mujer pagó sus productos con dólares y llegó mi turno: pedí medio kilo de queso semiduro, por ser el más económico, y claro, observé por el rabillo del ojo la exhibición en los anaqueles, consciente que solo podía comprar eso. Así que cancelé en bolívares, rezando para que pasara la tarjeta sin arrojar saldo insuficiente y procedí a marcharme. Como no llevaba cartera ni bolsa, coloqué el queso en un mostrador, mientras guardaba las llaves, la tarjeta de débito y el ticket de compra en los bolsillos del pantalón. Justo en ese momento, cuando hacía  cálculos mentales de cuánto me restaba en la cuenta del banco, escuché una voz femenina que preguntaba: ¿El queso está duro?, y en milésimas de segundos unos dedos de uñas largas y pintadas de rojo se hundieron en el producto lácteo que acababa de adquirir, no había reaccionado aún cuando con total naturalidad le dijo al hombre que la acompañaba: Mira, toca, el queso está blandito, y él con desparpajo procedió a estirar su brazo, dispuesto a comprobar lo que le decían. Como al parecer pretendían convertir el espacio en una feria de palpadores de queso, raudamente tomé el producto y reclamé: Ningún tocar, si quieren díganle que les den para probar, pero no estén manoseando lo de los demás.
Aún pienso que el tapabocas amortiguó el volumen de mi voz, pero así sería la mirada que les lancé, que la señora dio un paso atrás y como si ella no hubiera cometido falta alguna, exclamó: ¿¡Quéee!?, ¿acaso él se lo va a llevar?, molesta y apretando contra mi pecho el medio kilo de queso como balón de fútbol americano, atiné a decirles ¡qué gente tan grosera! Y me fui. La mujer se quedó vociferando, porque claro, la maleducada era yo, que no dejaba que personas desconocidas en época de coronavirus le magullaran el queso que ya había pagado, solo para verificar su dureza.
   Y así me ocurre con frecuencia, siempre soy la rara, la que no cuenta su vida con lujo de detalles en la fila del banco, a viva voz y en medio de extraños; la que prefiere estar callada antes que hablar por hablar, porque algo se tiene que decir; la que trata de mantener la distancia social en la calle o guarda cuarentena; la rara que escucha música de surcoreanos en lugar de vallenato; la que le gusta leer y estudiar; la diferente que no aprendió a fumar, cuando de joven “eso te daba caché”; la que no se entromete en la vida ajena y trata de evitar el chismorreo; la que intenta ser respetuosa con los otros; la rara, que escribe en un periódico lo que le ocurre en el mercado y tiene lectores tan extraños como ella que terminan el artículo y se sonríen, conscientes que ser venezolanos y sobrevivir en el intento, es un acto único e irrepetible que amerita tomos y tomos de escritura, porque no todos andamos metiendo la mano en la comida de los demás.
¡Nos seguimos leyendo!             

martes, 14 de julio de 2020

LOS LIBROS QUE SOY


Miguel Fuenmayor. 
Docente del PFG en Comunicación Social, 
UBV Eje Geopolítico Cacique Mara.



Mi amiga Andreina Alcántara me pidió que publicara en Facebook las portadas de los libros que han sido significativos en mi vida, para entre otras cosas, incentivar la lectura en estos tiempos de confinamiento por la Pandemia del Coronavirus 19.  Pero creo que esta solicitud merece una introducción. Aquí vamos con ella. El primer texto que marcó mi vida fue el libro Coquito: con él aprendí a leer y escribir en la Escuela Silvestre Sánchez del sector El Curarire en La Concepción. La generación anterior de venezolanos aprendió a leer en las escuelas con el libro Mantilla. En ese tiempo era un reto para los niños de la escuela primaria aprender a leer y escribir en primer grado, quien no lo hiciera era considerado un bruto. Los niños que no pasaban el examen de lectura con el severo maestro “Ochoa” desaparecían de la escuela y tenían que dedicarse a las faenas del campo o al trabajo con sus padres en las granjas de pollos y gallinas de la zona.


Formo parte de una numerosa familia wayuu. Mis padres eran de escasa formación académica formal, pero a sus once hijos los estimularon a estudiar y trabajar en las faenas del campo, como lo propuso Simón Rodríguez en su tiempo. Mi madre por decisión personal nunca quiso aprender a leer y escribir, pensaba que ello no era necesario para su vida y tenía razón. Mi padre sí sabía leer y escribir. Y, por sus habilidades, destrezas y conocimientos ha podido recibir varios doctorados Honoris Causa en varias ramas de la ciencia: atendía partos, trajo al mundo a dos de mis hermanas; operaba lesiones simples de las faenas del campo (recuerdo que una vez suturó la rótula de un primo que se la había cortado de un machetazo cortando monte), aplicaba inyecciones, extraía muelas, esterilizaba diversos animales y fue excelente administrador.


Mi padre administraba una granja y una estación de gasolina en los años 60 y 70. Allí llegaban los periódicos: El Nacional, El Universal, Panorama y Crítica, además de las revistas Cosmopolitan, Vanidades y Selecciones. Allí me enamoré rabiosamente de la lectura y los periódicos. Fue a través de la prensa que, seguía con zozobra las desventuras de los chilenos por el Golpe contra Salvador Allende, creo que en ese momento escuchando las conversaciones de papá y mi tío Bartolo tomé conciencia política. Por eso cuando los venezolanos comenzaron a migrar a Chile, los imaginaba masacrados en el Estadio Nacional, donde mataron a Víctor Jara, y me decía: esa gente no sabe nada de historia. Por un trágico evento en la familia, tuvimos que migrar del campo a la ciudad de Maracaibo.  Nuestra vida dio un vuelco muy profundo y los libros no eran prioridad en ese momento. A pesar de ello, continué mis estudios en varias escuelas de la ciudad y me gradué de primaria en el Colegio Atanasio Girardot de la Avenida Los Haticos. Recuerdo que allí una maestra nos enseñaba a cantar con la canción de la Federación: ¡Oligarcas Temblad, Viva la libertad! Inicié el bachillerato en el Liceo José Antonio Rincón, pero el olor y sabor profundo de la lectura volvió a mi vida en cuarto año con “Cien Años de Soledad”, estudiaba en ese momento en el Liceo Udon Pérez. Disfruté ese libro, me sabía de memoria varias páginas y las podía recitar. A partir este momento los libros, la lectura y escritura han marcado mi camino o viceversa.


 A finales de los años 80 entré a la Universidad del Zulia. Primero a la Escuela de Educación y después a la Escuela de Comunicación Social. Por un error ortográfico en un ejercicio de redacción con el profesor José “Cheo” González, comencé a visitar a la biblioteca de la Facultad de Humanidades y Educación. Allí entré al mundo de la literatura norteamericana, francesa, inglesa y latinoamericana. Creo que fui el lector más fiel de la biblioteca Raúl Osorio durante mi formación como periodista, todos los fines de semana y en las vacaciones me llevaba libros para leer en casa o en nuestra residencia del campo en El Curarire. Soy fanático de Truman Capote, comparto su opinión de que hay que leer de todo: “hasta las etiquetas de los productos”, como señaló en una famosa entrevista. Con mi amigo Oscar José Antepaz, compartíamos lecturas y comprábamos libros a un señor que los vendía en la plazoleta de la Biblioteca de Humanidades y Educación. Mi amigo Oscar, era de Cabimas, por eso se quedaba todo el día en la Universidad y yo le acompañaba. Fueron momentos gratos de compartir libros y lecturas. Además, no se puede concebir la lectura sino acompañada de amor, de poesía, o intentos de ella. Otra persona que influyó en mis gustos literarios de esa época fue la profesora Milagros Socorro. Igualmente mi abuela materna Ana Alcira Fuenmayor, quien era de cultura oral, y nunca la vi con un libro en la mano, pero contaba historias tremendas en las madrugadas. Ella fue una wayuu pionera, fue la primera persona de la zona de El Curarire que tenía en su casa: radio, televisor y picó (reproductor de sonido), pienso que eso ayudó a mi formación personal. En su casa, los fines de semana se escuchaba a Benny Moré, La Sonora Matancera y Aníbal Velásquez. En la Televisión, veíamos a el Tarzán de Jhony Weismuller y la lucha libre. En Navidad y fin de año sus fiestas eran monumentales, venía gente de todos lados a bailar, beber y comer sus dulces y sancochos.


Finalmente, puedo decir que el periodismo, quizás hasta la vida, no se concibe sin lectura, así que continúo leyendo, ahora que es más fácil y accesible leer, escribir y publicar, antes comprar un libro era una odisea para muchos. Creo que un buen lector, es un buen melómano, un buen cinéfilo, en fin, una buena persona. La lectura nos lleva a muchos caminos, a otras vidas, y a mirarnos a nosotros mismos y como decía el poeta Antonio Machado: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Siempre recuerdo en mis clases que algunos presidentes destruyen bibliotecas y libros, pero hay otros que crean universidades y regalan libros: el bien y el mal siempre andan juntos, pero no revueltos.








viernes, 10 de julio de 2020

LA INEVITABLE AUSENCIA

Miel y Salmuera, Ana Cristina Chávez.  anachavez28@yahoo.es

(Publicado en La Semana Digital: https://www.lamananadigital.com/miel-y-salmuera-6/)


9 de julio de 2020
 


Aunque convive a diario con nosotros, nunca estamos lo suficientemente preparados para recibirla o aceptarla, pero es ley de vida, esa que se cumple inevitablemente a pesar de pretender violarla o ignorarla. La muerte es una mariposa negra que se posa en el seno de la familia o un ave liberada de prisión, que se torna sorpresiva o a veces necesaria, ansiada.
No deseamos que nuestros afectos sufran y tememos padecer su agonía. Aspiramos que llegue silenciosa, luego de haber disfrutado un amplio cúmulo de experiencias, se recueste a nuestro lado en la cama y nos acaricie el rostro. Así, sin más. Pero ella decide cómo hacer acto de presencia. En oportunidades es un leve soplo de viento, otras es huracán, torbellino, volcán en erupción, que arrasa, lo destruye todo a su paso, incluyendo a nuestro espíritu.
El vacío que nos deja la persona amada es doloroso, no importa la manera en que se haya ido, con el paso del tiempo no la olvidamos, solo nos acostumbramos de cierto modo a no verla ni oírla, pero nos hace falta y la tenemos presente en las actividades que le agradaba realizar, en los alimentos que le gustaba comer, en las palabras y anécdotas compartidas que nos hicieron reír.
¿Y qué ocurrirá cuando toque marcharnos? No pienses en eso, dice la mayoría, pero hay que reflexionar acerca de la muerte y vivir conscientes de nuestra finitud. Por mi parte, tengo mucho pendiente por lograr, pero si pronto toca irme, ¿qué estoy haciendo para que me recuerden los que me aprecian y a quienes quiero? Si hoy fuera el último día de su vida, ¿qué haría usted?
 ¿Qué impronta estamos dejando en el mundo y en quiénes nos rodean?, ¿cuál será nuestro legado? Cuando la muerte nos golpea de cerca nuestros fantasmas más oscuros reviven y nos enfrentamos al miedo a lo desconocido, a la negación, para luego pasar a la resignación y rendición ante lo inevitable.
Con relación a esto, Frida Kahlo, pintora mexicana (1907-1954) que desde muy joven tuvo que convivir con la muerte de su propio cuerpo, riéndose de ella pero también temiéndole, producto de todas las dolencias físicas que padeció, escribió en su diario: “Los cambios y la lucha nos desconciertan, nos aterran por constantes y por ciertos, buscamos la calma y la paz porque nos anticipamos a la muerte que morimos cada segundo.” En el último pasaje de su libro-confesionario-lienzo plasmó lo siguiente: “Espero alegre la salida y espero no volver jamás”, una suerte de frase premonitoria mientras le daban de alta en el hospital luego de sufrir una fuerte recaída de salud, consciente que la señora muerte la visitaría en cualquier momento. Por tal razón, y ante una realidad imposible de eludir, la premisa debe ser no olvidar lo bien amado, así como vivir para que no nos olviden.  
 ¡Nos seguimos leyendo!                
                                                                                                               anachavez28@yahoo.es
 @AnaChavez_