Hoy domingo 04 de julio de 2021 escucha en línea o descarga nuestro programa N° 29, y comparte con nosotros la alegría del premio otorgado en la categoría de periodismo radiofónico Carlos Zabaleta que entrega la Alcaldía Bolivariana de Maracaibo a esta revista radial producida por el equipo de Comunicación y Proyección Universitaria de la Universidad Bolivariana de Venezuela, desde el Eje Cacique Mara. A todos ustedes, gracias. En esta edición, En Pleno Marullo trae una reflexión sobre el suelo y la tierra fértil, en Psicología para el Pueblo sobre la formación de nuestra identidad cultural y en 5 Minutos una entrevista a nuestro querido poeta, narrador y periodista ya desparecido, pero siempre con nosotros Vidal Chávez López. También los invitamos a escuchar la entrevista al Rector de la Universidad Experimental Rafael María Baralt, Rixio Romero, con motivo de conmemorarse 211 años del nacimiento del escritor, historiador, filólogo y poeta Rafael María Baralt. Todo esto y mucho más en Somos UBV Radio.
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El
equipo de Comunicación y Proyección de la Universidad Bolivariana de
Venezuela (UBV) Eje Geopolítico Cacique Mara, ganó el Premio Municipal
de Periodismo Radiofónico "Carlos Zabaleta" 2021, que otorga la Alcaldía
Bolivariana de Maracaibo.
Durante una transmisión en vivo
efectuada la noche del lunes 28 de junio, el alcalde Willy Casanova
anunció el veredicto del galardón que este año rindió homenaje a Vidal
Atencio, periodista de amplia experiencia en los medios maracaiberos.
José
Javier León, director del eje, celebró el triunfo obtenido por el
equipo productor del programa Somos UBV Radio. "Estamos de júbilo, muy
contentos recibimos este premio y desde la universidad, ratificamos
nuestro compromiso con la comunicación, la cultura y la belleza",
afirmó.
Somos UBV Radio se transmite los domingos por Eclipse
88.3 FM, Tricolor 92.7 FM y en diversas emisoras comunitarias de la
ciudad. El programa es producido por los profesores Antonio Fernández,
Pablo Araque, Wilmer Medina, José Javier León y Miguel Fuenmayor, junto a
Ana Cristina Chávez, coordinadora regional de comunicación y proyección
universitaria.
A este grupo se suman en las secciones fijas,
Doris Chávez (En 5 minutos), Néstor Montero Güerere (La UBV en la
salud), César Pérez Jiménez (Psicología para el pueblo), José Padrón
(Economía en contexto) y Lenín Parra (El pleno marullo radio).
Aunado
a este reconocimiento, Ana Cristina Chávez obtuvo una mención
honorífica en el Premio Municipal de Periodismo "Sergio Antillano",
categoría Periodismo impreso informativo, con la entrevista publicada en
la revista literaria Madriguera, y que se titula "El gallo pelón juega,
lee y edita libros en Maracaibo".
Igualmente, el gobierno
municipal otorgó el Premio a la Comunicación Militante, Alternativa,
Comunitaria, Libre y Popular "Vidal Chávez López", dónde resultó
ganadora en la mención audiovisual, Ambellyi Moreno, diseñadora gráfica
adscrita al área de comunicación de la UBV Zulia, con el micro "Trucos
para un cebollín más productivo en casa", presentado por su hija Abigaíl
Cárdenas.
Así mismo, el profesor César Pérez Jiménez obtuvo la
mención honorífica en la categoría Radio, con sus cápsulas "Psicología
para el pueblo", que se transmiten en el programa Somos UBV Radio.
Alguna
vez nos hemos detenido a pensar qué es la normalidad y probablemente
tenemos muchas respuestas. La normalidad es un concepto creado
científicamente para regular las poblaciones, las sociedades y las
culturas. Proviene de las ciencias naturales y refiere a lo normal, a
lo que está dentro de la norma o responde a ella.
Entonces,
antes de conocer la normalidad debemos tener claro qué es lo normal.
Lo normal se refiere a todo aquello que es considerado valido,
aceptado y aprobado, también es lo común, usual o frecuente, pero
siempre respondiente a una regla que regula el estado natural de los
hechos y de las personas, tanto individual como colectivamente.
Por
ejemplo, una regla es creada por alguna institución o grupo de
personas y de ello surge una dinámica en la que esa regla se
convierte en común, usual y reproducida de manera sostenida por las
sociedades. Es una regla la constitución de una nación, el
curriculum educativo, las religiones, los contratos, pues de ellos se
infiere una forma de comportamiento de las personas dentro de un
patrón considerado natural, por tanto normal.
Lo
normal es lo común de la cotidianidad tanto familiar, escolar,
laboral y social. Es decir, es normal tener una familia, vivir en una
casa, contar con servicios públicos, asistir a la escuela y a la
universidad, es normal estudiar, pero también es normal trabajar,
recrearse, tener amigos, pareja. Lo normal es a lo que estamos
habituados, nunca lo normal es lo inesperado, lo imprevisto, o lo
inusual.
De
hecho la cuarentena puede considerarse un evento inusual en nuestras
cotidianidades, y hasta anormal porque el curso de lo natural cambió
de rumbo, nuestra salud colectiva se vio vulnerada por la amenaza del
COVID-19. Aun así, debemos como sociedad, nación y miembros de una
comunidad con vida propia, mantener el ritmo de la cotidianidad lo
más normal posible.
Más
allá de las medidas de bioseguridad que son inquebrantables, pues
sería anormal romper alguna de esas normas, es importante que nos
tomemos un tiempo para repensar cómo seremos de ahora en adelante.
¿Cómo
nos imaginamos el regreso a la escuela o a la universidad? ¿Cómo
nos recrearemos con otras personas? ¿De qué manera venceremos los
obstáculos que se presenten en esa nueva cotidianidad? Sobre todo es
importante reflexionar sobre cómo nos sentimos, qué ideas tenemos
con respecto a la normalidad, o es qué nos tendremos que convertir
en una sociedad anormal para rehacer una normalidad diferente.
Sin
duda el reto que tenemos por delante es enorme. No se trata de
regresar al trabajo, o a la escuela, o a la diversión sin más ni
más. Realmente sería útil hablar con nuestros seres queridos y
cercanos sobre estos nuevos retos que ya nos tocan a la puerta de
nuestra cotidianidad, tomarse el tiempo necesario para conversar
sobre qué hacer para construir una nueva normalidad que permita el
cuidado colectivo, el desarrollo de nuestras potencialidades y la
participación protagónica en la construcción permanente de nuestra
Venezuela.
Se
trata de ir más allá de la normalidad, para crear nuevos espacios
que nos permitan fundar nuevas dinámicas de relaciones y de
interacciones a favor de nuestro bienestar psicosocial, pero seguros
que cuando inventemos esos nuevos espacios estemos haciéndolo
pensando en lo primordial que es cuidar a otros como nos cuidamos a
nosotros mismos. Sólo desde la interacción social comprometida y
responsable podemos avanzar hacia una nueva normalidad donde podamos
seguir siendo valerosos, responsables y sobre todo empáticos y
afectuosos entre nosotros, haciendo de la nueva normalidad una nueva
forma de apoyo colectivo.
Les
saluda, el Dr. César Pérez Jiménez, y esto es Psicología para el
pueblo.
Si
quieres participar en esta sección aportándonos ideas sobre temas
para discutirlos en perspectiva psicológica, recuerda que puedes
hacerlo a través de mis redes sociales.
César
Pérez Jiménez, en Facebook y en Instagram en @rinconlibrero
Un concepto se puso esta semana de moda, como ocurre cada cierto
tiempo, el de "autonomía universitaria". En verdad, hay
unas palabras que la sociología al uso de la opinión pública que
los medios acostumbran ventilar para mantener agitada a la clase
media del país, cada tanto asoman porque son buenos para agarrar
centimetraje. Lo hacen con sobrada hipocresía, pero la verdad, no se
le puede pedir peras al olmo. Esta vez repito fue autonomía
universitaria, hace tiempo fue sociedad civil, de vez en cuando
meritocracia. Y así van, de frase en frase, en la que concentran
prejuicios, racismo, discriminación, para de paso autoelevarse,
autodenominándose ellos sí sociedad civil en guerra despreciativa
contra la sociedad incivil; ello sí, aristocracia con méritos
contra el perraje; ellos sí universitarios autónomos contra las
pseudo universidades y los universitarios adictos al régimen.
Falacias. La sociedad civil festejó las guarimbas y el linchamiento.
Los meritócratas importaban ciencia y tecnología y boicotearon
todos los esfuerzos por construir desde dentro de sus instituciones
un pensamiento y una tecnología independiente y soberana. Ellos en
su afán de crear republiquetas hicieron de las universidades
elefantes blancos hinchados de renta petrolera. Hoy, cuando el
bloqueo y la asfixia petrolera dejaron al desnudo las enclenques
estructuras del parasistismo económico, las universidades quedaron
desmanteladas. Y los pocos universitarios y universitarias que
lucharon durante décadas contra las autoridades y los rancios
esquemas de dirección, tratan entre los escombros y las ruinas, de
levantar el espíritu indómito de la investigación, de la creación,
haciendo renacer como el Fénix el ideal de universidad robinsoniana,
el único que debía haber prevalecido contra el que se impuso
afrancesado primero, agringado después, colonial siempre. Pues bien,
hoy cuando el Estado está buscando mecanismos para vencer la
asfixia, eludiendo las formas financieras y bancarias, para que los
recursos rindan y no vayan al saco roto, al barril sin fondo de las
élites universitarias, reñidas ha décadas con el hacer
universitario humanístico y científico. Frente a esta histórica
realidad, conocida por todos, la reacción grita desaforada que
atacan su autonomía. Autonomía que ha servido para todo, menos para
producir conocimiento autónomo. Antes bien, ha sido de patente de
corso para constituirse en un estado dentro del estado, vale decir,
en un espacio sin ley, en un fondo particular de familias
apellidadas, que manejan espacios públicos como fundos, como
haciendas particulares. Desde la UBV apoyamos y reivindicamos el
concepto de soberanía en lo que importa. En lo que aporta para ser
un espacio de pensamiento irreverente, que va al pueblo porque viene
del pueblo, y, en esa dialéctica, construye saberes que buscan
transformar la realidad, solucionando los problemas de todos y todas,
aquellos que tienen que ver simbólica y concretamente, con la
producción de alimentos, de salud, de vivienda, de vestidos, en fin,
la que hace posible soñar y construir una realidad digna, amante de
la vida.
Voy a
plantear un concepto personal que me ha ayudado a comprender muchos
fenómenos de la historia reciente o contemporánea. Es este: el
capitalismo no es en rigor, estrictamente, un sistema económico,
sino un modelo de organización social que emplea la fuerza y la
violencia para establecer mecanismos de dominación que hagan posible
y natural a a fuer de costumbre, que los ricos sean ricos y los
pobres, pobres. Que los ricos que no trabajan, sean sostenidos por
los pobres que trabajan las más de las veces, en terribles
condiciones. El capitalismo pues, ha invertido los conceptos. Con la
palabra trabajo, encubre el robo. Con la palabra desarrollo, tapa la
destrucción. No es un sistema económico, porque economía
significa: administración de la casa. La palabra viene del griego
antiguo: oikos, que significa casa y nomos, administración. Resulta
entonces, a la luz de los acontecimientos, que el capitalismo ha mal
administrado de tal manera los recursos, que ha puesto al borde de la
destrucción, la casa. Es decir, el planeta, que es la casa común,
la casa de todos. El capitalismo es pues, un sistema antieconómico,
y sobre todo, irracional, pues envenena el agua que bebe, destruye el
bosque y contamina el aire que respira. Corta la rama en la que está
sentado. Y todo esto lo hace ensoberbecido, con altanería, con
petulancia. En sus maneras, en su andar, va diciendo y como
demostrando, que se las sabe todas, que tiene todo bajo control, sólo
porque esconde bajo la alfombra, con la ayuda de los medios, la
muerte y destrucción que va dejando a su paso. Nos toca a los
pobres, a los pueblos, denunciar su barbarie y tratar de poner los
conceptos en orden o de pie, como decía el viejo Carlos Marx. Y
cuando hablemos de trabajar, hablemos de producir bienes y servicios
para la vida. Y cuando hablemos de economía, hablemos de administrar
la casa, de administrar la escasez, para que alcance para todos y
todas, como hacen precisamente las amas de casa, las ecónomas por
antonomasia, nuestras madres y abuelas, que siempre piensan y
protegen a los más importantes, a los niños y niñas, y a los
ancianos, la memoria de los pueblos, todos ellos en los que menos
piensa el capitalismo que lo ve todo al revés. O que no ve, o mejor
invisibiliza, como lo hace con los niños y las mujeres. A los
primeros, explotándolos en trabajos terribles, sin educación y sin
juego, como cuando los hunde en las minas, y a las segundas, por un
lado convirtiéndolas en cosas u objetos, o reconociendo por su
trabajo menos de lo que le paga a los hombres, cuando no borrándolas
hasta del lenguaje que si nombra a los científicos no ve a las
científicas, o si nombra a los doctores o médicos, no ve a la
médicas y doctoras. En el capitalismo, son los niños, mujeres y
ancianos los que llevan la peor parte, porque es un sistema
patriarcal, misógino, que desprecia la vida. En el marco de estas
ideas, recordamos hoy a la mujeres trabajadoras que un 8 de marzo de
1857 salieron a las calles de Nueva York para protestar por las
míseras condiciones en que laboraban. Y el 08 de marzo de 1908 la
huelga con las mismas exigencias, que siete días después arroja un
saldo trágico: 129 mujeres mueren en un incendio en
la textilera Cotton Textile Factory,
también en
New York provocado por el dueño de la fábrica, que quería
encerrando a las trabajadoras, impedir la protesta. La precursora del
feminismo, Clara Zetkim nacida en Alemania en 1857 propuso en
la Segunda Conferencia de Mujeres Socialistas que tuvo
lugar en Copenhague, Dinamarca, el 27 de agosto de 1910,
que el 8 de marzo fuese considerado Día Internacional de la
Mujer en homenaje a esas 129 costureras que murieron exigiendo un
sueldo digno, la reducción de la jornada de trabajo a diez horas y
la prohibición de utilizar mano de obra infantil. Pero en febrero de
este año, en Marruecos en una fábrica clandestina ubicada en un
sótano mueren 28 personas electrocutadas, entre las víctimas, 17
mujeres. Las mujeres y los niños, el corazón de la vida, conocen el
trabajo esclavo. En las maquilas que sostienen el consumo
capitalista, son encadenadas a sus puestos de trabajo en jornadas de
hasta 16 horas con restricciones hasta para ir al baño y cuando se
inicia un desastre no pueden huir o las puertas están cerradas por
fuera. El capitalismo es la legalización de la barbarie. No genera
riqueza sino pobreza y el 1 por ciento de los ricos que acumula
privilegios usa la propaganda, el chantaje, pero sobre todo la
violencia, para sostener un régimen que está destruyendo las bases
de la vida y del futuro. Luchar hoy por los niños, las mujeres y los
ancianos, es una tarea impostergable, y denunciar el horror
capitalista una causa que nos debe encontrar a todas y a todos los
que creemos que otro mundo es posible. Sólo juntos y juntas,
venceremos!
Psicología para el pueblo es un espacio comunicacional centrado en
preguntas que circulan en el sentido común de las comunidades
locales, las cuales son respondidas desde el campo de la psicología
como parte de la formación ideológica y popular de la colectividad.
La
Guerra Psicológica busca ganar los corazones y las mentes de las
colectividades mediante un conjunto de estrategias y operaciones
bélicas, destinadas a controlar y modificar las ideas, emociones y
comportamientos personales y sociales. Su objetivo es que nos
sintamos inseguros, cansados y desmoralizados, confundidos con
respecto a la propia realidad. Estamos en guerra psicológica cuando
creemos ciegamente la información publicada en los medios de
comunicación, por el tipo de noticias que leemos o escuchamos, por
la información no verificada compartida en nuestras redes sociales,
y en nuestras conversaciones cotidianas con los otros hablamos de los
problemas y no de las soluciones. Estas informaciones se elaboran en
laboratorios comunicacionales como campañas de propaganda para
crear una sensación de insatisfacción colectiva y promover el
abandono de las luchas sociales. Les saluda, el Dr. César Pérez
Jiménez, y esto es Psicología para el pueblo.
¿CUÁNDO
ESTAMOS EN GUERRA PSICOLÓGICA?
Estamos
en Guerra Psicológica cuando los medios de comunicación de masas y
redes sociales nos bombardean de información sobre la
hiper-especulación, las alianzas diplomáticas contra la nación,
las sanciones imperialistas, y las amenazas militares extranjeras
contra Venezuela; también, cuando los precios se elevan y afectan
nuestra economía y rutinas diarias. Ante esto, experimentamos
inseguridad, ansiedad, desesperanza, tristeza, miedo, frustración,
confusión, hasta el punto de no saber qué hacer y mostrar
comportamientos erráticos, es decir dejamos de sentirnos bien. Les
saluda el Dr. César Pérez Jiménez, y esto es Psicología para el
pueblo.
Voy a aprovechar este editorial para comunicar una noticia extraordinaria, la conformación de un Consejo de Productores y Productoras en la Comunidad Agroecológica UBV Cacique Mara. Un sueño largamente acariciado que. con empuje, voluntad, cooperación, se está haciendo poco a poco realidad. Y digo largamente acariciado porque se remonta a los primeros años de fundación de nuestra universidad, de cuando se hablaba de Núcleos de Desarrollo Endógeno y era la prédica del Comandante Hugo Chávez cuando, veía visionario como era, que la única manera de lograr la soberanía, era produciendo. ¿Se acuerdan que en la época de bonanza, Chávez hablaba de gallineros verticales? Pues bien, en eso consistía su liderazgo, sembrar profundamente en el pueblo venezolano, advertir los tiempos que venían, porque la larga historia de la dominación imperial conoce de bloqueos y asfixias, y sólo resisten los que se organizan para la producción, haciendo mano de los recursos materiales y espirituales que se tengan. Es así como la sede de la UBV en el Zulia, localizada en el oeste de la ciudad, zona como sabemos altamente rica en agua y en tierras fértiles, debió desde un principio enfocarse en su entorno natural y dedicarse a la producción, sólo que el petróleo y la renta no nos permitía ver lo que Chávez veía y lo que la lógica histórica enseñaba. Y por mucho tiempo seguimos haciendo lo que todas las universidades, dando clases hablando de un país irreal, aéreo, de problemas muchas veces abstractos o teóricos, pero de esa teoría desanclada, que no busca resolver ni transformar la realidad. Mientras tanto, las comunidades campesinas seguían allí a nuestro lado, y en algunos momentos eran miradas de manera tímida o recelosa, pero nunca como aliadas. Hasta que la guerra híbrida llegó desmantelando infraestructura y creando condiciones para que ocurriera el previsible desenlace, que la UBV se fuera de La Retirada, literalmente con las tablas en la cabeza. El sabotaje eléctrico nacional fue el puntillazo final y sí, nos fuimos, y fue en ese momento que los vecinos hacen presencia para proteger instalaciones que pese a la distancia paradójica, sentían suyas. Corazón había porque no siempre hubo distanciamiento ni hostilidad, nuestro comedor alimentó por mucho tiempo a sus niños, y en época de vaguadas e inundaciones, fuimos albergue. En todo caso, el poder popular hizo lo que debía hacer, proteger espacios y territorios, para rescatar, para poner a salvo y aguardar tiempos mejores. La Gobernación del Estado Zulia nos brindó un inmenso apoyo en el rescate de bienes y nos preparó para esta nueva etapa que, junto a la Alcaldía Bolivariana de Maracaibo, se está construyendo desde las bases, desde el agua y la tierra, desde la semilla que es el pueblo organizado y consciente. No fue sólo entonces ni se trata de una mera ocupación sino de comenzar con gestión propia a levantar la producción. Y tras ese ejemplo de caer y levantar, llega, recapacita, reflexiona la UBV y comprende que en alianza productiva y estratégica, la Sede de la UBV con todo su potencial humano y científico, puede convertirse en centro y polo de desarrollo. En este marco y escenario, la Alcaldía Bolivariana se ha volcado al acompañamiento y a generar las condiciones para impulsar la producción local y, en acuerdo con la UBV. convenir en una estrategia mancomunada que nos permita producir vegetales, hortalizas, leguminosas, miel y proteína animal, en crear un laboratorio de prácticas agroecológicas, en un banco de semillas, en un vivero, en una escuela social, en un espacio de formación para la juventud, y, especialmente, en una universidad que investiga y enlaza, que abona y siembra para construir desde la raíz una patria inexpugnable. Con el Gobierno Nacional, con la Universidad Bolivariana de Venezuela, con la Gobernación del Estado Zulia, con la Alcaldía Bolivariana de Maracaibo y la Comunidad Agroecológica UBV Cacique Mara, unidos, venceremos.
Seguimos en febrero rebelde. Fechas que no solo indican eventos
históricos, sino signos de un derrotero histórico, hitos o marcas
como de un mapa hecho de tiempo que se sobrepone y recubre esta
nuestra tierra de libertadores y libertadoras, tierra rebelde que
expulsó al imperio español y hoy enfrenta con gallardía al imperio
criminal de los EEUU en su fase más peligrosa, la de desesperación,
porque sabe su élite plutócrata que se le acabó el tiempo, que
otras potencias emergen, que su moneda respaldada por un ejército genocida está en franca desventaja y en retirada, y que sólo tiene
para seguir presionando y chantajeando, la extensa red mundial de
ladrones y agiotistas que controlan la desquiciada economía
capitalista.
Hoy, pese a todas las dificultades, estamos venciendo.
Ha sido muy fuerte, muchos y muchas han caído a destiempo, cuando
estaban en la más luminosa juventud, la madurez de sus fuerzas
creadoras, o en la sabia hora de sus días, cuando más tenían y
podían enseñar.
El virus sembrado por este sistema necesitado de
una razzia social, de una anunciada por sus perversos voceros,
limpieza sanitaria, que se ve incluso en la forma mezquina con la que
esconden, comercian, boicotean, las vacunas a la población, cuando
antes, por sus supuestos muy robustos sistemas de salud colapsados ya
habían y siguen muriendo millones de inocentes enterrados en fosas
comunes o cremados en hornos inhumanos. Este virus pues, nos ha
puesto a prueba y hoy la población, fuera del trato irracional de
los medios y de sus intereses contrarrevolucionarios, aguarda la hora
de ser vacunada según las naturales prioridades que impone la razón
y la justicia. Confiamos en las medidas y en la conducción del
gobierno nacional, y llamamos a la reflexión a aquellos que
inconscientemente desestiman la enfermedad.
Querían los enemigos de
la patria que el país colapsara. Detestan que las cifras no hayan
sido lo espantosas de Colombia, Brasil Perú, Ecuador, EEUU, la meca
del Covid. Querían que el país implosionara y que el virus les
hiciera el trabajo que ellos no han podido hacer ni con todos los
millones que les han depositado para ello. Venezuela sigue en pie y
con recursos disminuidos pero con entereza y entusiasmo, sale
adelante venciendo la adversidad.
Pero antes de cerrar este editorial
quería recordar un pasaje. El 19 de febrero de 1824 fue rechazado
por el Congreso Colombiano, un Convenio de comercio firmado por
Colombia y México que concedía un tratamiento preferencial, en la
calidad de miembros de la gran hermanda hispanoamericana. Y lo
rechazó porque el Vicepresidente Santander ya había firmado sendos
tratados de comercio con los EEUU y Gran Bretaña otorgándoles sin
reservas, el privilegio de la nación más favorecida.
Este favor era
excluyente y exclusivo y obstruía las puertas al sueño de
integración latinoamericana y daba al traste con los esfuerzos diplomáticos del
Libertador a través de su canciller Miguel Santamaría, enviado a México por
Simón Bolívar que estaba empeñado como estaba en lograr el Congreso
Anfictiónico. Y el convenio fue rechazado, precisamente, porque desde entonces, la Colombia
santanderista que hoy la desangra, estaba ya sembrando la sociedad
conservadora, terrateniente y oligárquica, lacaya de los EEUU que la gobierna y desde hace 200 años ha ido
entrelazando sus profundas raíces con la tierra de las fosas comunes
donde ha ido a parar el pueblo ansioso de paz. Como vemos, la
historia nos sigue hablando, recordando, y reafirmando; que, para
vencer, necesario es persistir. Sigamos juntos.
Somos
UBV llega a su edición número diez. Son pocas, pero significativas.
Una vez que sale el programa y miramos hacia atrás, vemos el
esfuerzo, el trabajo, la dedicación. Pero no podemos quedarnos ahí,
sino de inmediato, comenzar a mirar el próximo. Es un equipo
animado, que está aprendiendo y se siente bien acompañado. Que
agradece el inmenso apoyo incondicional de Eclipse 88.3 en la
dirección de Gerardo Núñez y todo su equipo y de Tricolor 92.7,
dirigida por nuestro locutor, el profesor Antonio Fernández, quien
además se encarga de recibir todos los materiales que en esta época
de pandemia le llegan vía electrónica y hacer milagros con los
diversos tonos, con los ruidos, con las marcas a veces de la
precariedad de algunos equipos, hacer milagros digo, con la edición.
Y a todo ese material, le suma su potente voz, su criterio y gusto
musical, para darnos a todos y a todas, un programa que nos llena de
orgullo y satisfacción. Y todo esto ocurre como testimonio de un
fervor por la patria y su construcción cotidiana. La que desde la
UBV se hace y refleja. Pero que a su vez es un eco de aquel amor que
hace 200 años se ofrendara para darnos la libertad que hoy
defendemos. Sí, en 1814, el 12 de febrero, unos jóvenes se
inmortalizaban poniendo sus pechos a los embates de un ejército
feroz, cruel, sanguinario, el ejército de Boves. Hordas realistas
que después vencieron en la batalla de La Puerta el 15 de junio de
1814 y cuando ya nada los detuvo para llegar a la ciudad de Caracas,
en el mes de julio de ese mismo año, provocaron que toda la
población migrara a Oriente para buscar salvar sus vidas, movimiento
por cierto, guiado por Bolívar en las terribles horas de angustia de
aquellos años de guerra social que anegó de sangre el territorio
nacional.
Pues bien, contra ese ejército que había hecho de terror
una práctica, se enfrentaron bajo la arenga de Ribas "no
podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer" y los
jóvenes inexpertos en el manejo de armas, vencieron. Porque más
puede la voluntad, el arrojo, la pasión y la firmeza, que la
violencia de los cobardes. Hoy, nuevamente, nuestros jóvenes
estudiantes, los que están aprendiendo a amar, nos dan lecciones de
valor y se enfrentan a la opresión y al bloqueo, diciéndole sí a
la patria.
Y como joven es todo aquel y aquella que ama, esta
Venezuela nuestra, aguerrida, celebra el amor y la entrega a la
construcción cotidiana del socialismo. En un sólo amor, en un
movimiento, una energía en la que se conjugan, saberes y
conocimientos, ciencia y tecnología, para vencer el rentismo y las
secuelas de un sistema económico fraguado en la dependencia y el
parasitismo, y levantar con esfuerzo y talento propio, una economía
soberana, libre, e independiente, capaz de dialogar con dignidad con
los pueblo que, como el nuestro, han decidido enfrentar al
imperialismo y su programa de destrucción sistemática del mundo.
Contra ese gigante de siete leguas como lo llamara el apóstol de la
revolución cubana José Martí, hoy nos enfrentamos blandiendo un
solo puño, latiendo en un solo corazón. Sólo juntos, venceremos.
Llegó febrero y el pueblo venezolano lo recibe rebelde. Eso
aprendimos con Chávez desde aquella madrugada del 92 cuando
amanecimos no de golpe sino de rebelión. Porque los golpes de estado
los aúpa la CIA y el Departamento de Estado y lo que hizo Chávez en
una década infiltrado en el ejército puntifijista, fue construir un
movimiento imbuido de la moral y la ética de los libertadores, para
dar un martillazo a la taza de cristal de la falsa democracia
adeco-copeyana. Como el oasis de Piñera en Chile, la nuestra fue
durante cuatro décadas ejemplo de cómo se mantenía a raya a una
población sometida a un empobrecimiento sistemático y al robo de
sus recursos, bajo la cobertura y el adormecimiento mediático. Pero
la vitrina se rompió el 27 de febrero de 1989, cuando el pueblo
venezolano salió a la calle para decirle no al neoliberalismo,
después del ensayo entre comillas exitoso llevado a cabo por
Pinochet. En efecto, la escuela de Chicago y sus muchachos estaba
probando a extender un Chile, dos, tres Chiles, sembrando el modelo
neoliberal hasta lograr el ALCA y alcanzar así el sueño americano
más acariciado, una doctrina Monroe sin cortapisas, configurando las
relaciones de sumisión con el patio trasero y sus perritos
domesticados. Pero no. El pueblo venezolano dijo no y tres años
después. un joven militar de piel tostada y voz firme asumía la
responsabilidad de los hechos en un país donde nadie se
responsabilizaba de nada. Desde entonces, Bolívar se hizo Zamora y
Zamora Chávez, un solo hilo hecho historia y revolución. Y en el
2005, tras fracasar el golpe de Estado de 2002 y el sabotaje
petrolero, Chávez declaró muerto el Alca y las tres cabezas del
monstruo se retorcieron y juraron acabar la revolución bolivariana a
como diera lugar. Hoy seguimos en nuestro país asediado dando la
batalla contra el modelo neoliberal en su etapa de desesperación
pandémica, con la cual busca, lejos de cualquier racionalidad,
destruir la economía para imponer el pillaje. A esa destrucción de
las bases productivas, al desmantelamiento de la infraestructura del
país, al hurto de sus profesionales, a los ataques a la moral y a
las bases culturales del pueblo, a eso lo llaman desde el imperio
"lucha por la democracia". Invierten en desestabilización
y terrorismo, tanto como invierten el sentido de las palabras: en su
jerga, los ataques son quirúrgicos, las bombas son inteligentes, hay
asesinatos selectivos, falsos positivos, daños colaterales, terapias
de shock, destrucción creativa, y un largo y cínico etcétera. La
lucha hoy es devolver el sentido verdadero a las palabras y construir
a punta de realidad un discurso cónsono, que diga lo que sucede y
que haga lo que se piensa y dice. Todo un reto. Y es desde las
universidades, y en particular desde la UBV, donde las palabras deben
encarnar en acciones que transformen la realidad. Decir y hacer, de
manera responsable es y será siempre un acto de rebeldía cuando lo
que se quiere imponer es el fariseísmo, la demagogia, la hipocresía.
La verdad es revolucionaria, nos dijo siempre el comandante Chávez.
Digámosla, y hagámosla.