Jesús Parra
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El primer programa del Aló Presidente se transmitió el 23 de mayo de 1 999 por Radio Nacional de
Venezuela. Sus más de 300 emisiones dio lugar a la compilación del libro "Cuentos del Arañero". |
Hugo Chávez, sin duda alguna, fue uno de los líderes más importantes que haya tenido Latinoamérica, y parte del mundo en la historia política. Pudo llegar a millones de personas, y hacer sentir sus ideales y filosofía, además de impactar en la vida, de tantos otros. Sus dones comunicativos que, de forma innata poseía lo convertirían en substancia viva y con palabras y discursos llegaría a traspasar los niveles de lo palpable hasta transmutarse en lo inexplicable. Pero dejemos que sea el propio creador, la voz cantante y sonante de este escenario: “Ustedes no se recuerdan de la última
voladura en el túnel aquel del ferrocarril CaracasTuy. A mí me llevaron a dar el último golpe con una máquina para tumbar una pared. “Eso usted lo tumba en cinco minutos”. Tú te ríes, ¿eh? ¿Saben lo peor, lo que nadie supo en ese momento? Ahora lo digo y me río. Yo andaba con un cólico, compadre. Es decir, tenía diarrea”…
Éste era el comandante, el “Arañero” de Sabaneta como le decían en sus primeros años de vida por la forma de los dulces que vendía y que preparaba la abuela Rosa Inés. Que no sólo le hizo honor y pundonor a esa forma de ganarse la vida, sino que su palabra, transformada en expresión, lograría calar en millones de corazones humanos, desfigurando y eliminando realidades que habían sido surcadas y laceradas por tanquetas discursivas en oprobio a la dignidad humana, incitadora de violencia, de conflictos bélicos, y de mundos imaginados que nunca serían alcanzados por quienes siguieran el vil ejemplo.
Un discurso y una forma de ejecutarlo de forma magistral, que permitiría el movimiento social masivo y resaltaría el espíritu de todo aquel que estuviera presto a escucharlo. Una voz con altisonantes, que prometía la viabilidad de pensares de un pueblo que, por espacio de mucho tiempo, había perdido su voz, y promovía tantas formas diversas de llevarlo como tantos deseos tenían de mejorar su condición. Una oratoria cargada de tantas emociones que, con furor ardiente, desprendía llamaradas que quemaban lo mal infundado e invitaba a proveerse y apropiarse de una lectura del mundo con un orden social distinto, donde todos pudiéramos Ser y Estar.
Unas emisiones contentivas de características elementales que hicieron por “Ahora” y para la posteridad, efectivo su mensaje, y que fundamentadas por un contexto sociohistórico real podían dirigirse a un público diverso, de extractos económicos variados, y lograr con claridad su cometido social. Ese discurso político de batalla campal semántica, donde se ocupan sentidos y representaciones sociales con el fin de crear una contra hegemonía que permita interpretaciones auténticas sobre los problemas sociales, cimentaron así una nueva visión del mundo. Una forma comunicativa estratégica que indujo una práctica de pensamiento reflexivo que tocó nuestra mente y con la cual, pudiéramos sacar nuestras propias conclusiones; pasando del mero hecho o nivel de escucha, donde el mensaje entra por un oído y sale por el otro, al conocimiento de causa de lo que significa informar y comunicar.
Un pase de la palabra al nivel cerebral, que se incubó en las mentes de las personas como si se tratase y se manejase la audiencia con un control remoto, activando a seguidores y a opositores.
Por supuesto, una estadía en el mundo emocional, que simbolizaba una parada importantísima, donde Chávez, con palabras, gestos y tono de voz, hacía que sus seguidores experimentaran emociones y generaran sentimientos, logrando así empatarse con su público.
Y, en esta misma perspectiva, su llegada triunfal no podía hacerse esperar: El nivel espiritual, donde se hablara en, para, desde, y por el corazón, despertando intereses, activando el humor, asomando miedos, tocando tristezas, iluminando alegrías, resaltando felicidades, entre otros. Unas
propiedades que, en definitiva, lo llevarían a convertirse en un comunicador sin frontera. Chávez: comunicador sin fronteras