sábado, 1 de febrero de 2020
De cajón
Pagar con dólares no significa que el país esté dolarizado. Si lo
estuviera, el gobierno no pudiera cada cierto tiempo y producto de la
guerra económica, quitar ceros, aumentar sueldos, bonificar a la
población o, lo que está intentando, la apuesta gigantesca del Petro. Un
país dolarizado pierde su Banco Central y la capacidad de emitir
moneda. Pierde además la dirección de su política económica. Que hoy
esté limitada, coaccionada, golpeada por el ataque político/terrorista contra
la moneda, debe estar en el análisis de la situación que hoy llaman
"dolarización". Si no lo está, es por el dogmatismo y la ceguera de
atacar a Maduro y al chavismo de manera vulgarmente escuálida. Seguro se
han cometido errores, seguro han prevalecido como dice Curcio los
análisis y las medidas monetaristas. Es posible. Pero mientras sigamos
teniendo maniobra así sea para errar, tendremos autonomía e
independencia y economía "nacional" (en el marco, obviamente, de las
relaciones internacionales fundamentalmente capitalistas, incluso en
nuestra relación con Cuba, más allá de los muchos proyectos activos de
cooperación donde privan prácticas no mercantilizadas). Buena parte de
los ataques a la moneda no serían tan devastadores si tuviéramos una
clase comercial que se saciara con ganancias por el orden del 30%. Pero
la verdad, nada parece impedirle robar, especular, estafar, máxime si
esas prácticas en Venezuela se confunden con la palabra "negocio". Otras
veces he dicho, y sostengo: aquí la expresión "te tengo un negocio"
encubre una estafa. Por otro lado, nadie se ha hecho rico aquí sin los
favores del Estado. De modo que, romper el parasitismo, haría parte
fundamental de la batalla contra el capitalismo depredador que sin duda
-por la crisis o precisamente por ello- ha hecho metástasis. Pero bueno,
ahí está el detalle como diría Cantinflas.
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