martes, 17 de septiembre de 2019

LA POLÍTICA COMO TÉCNICA DE PODER


Por: Jesús Parra
Profesor universitario
 



 
Si nos remontamos a lo que han sido las concepciones de poder, dominación y orden político, podemos inferir que ha habido una dialéctica como trasfondo de la política que ha estado determinada por la siguiente ecuación: Mando + obediencia= Orden Social. De esta relación no sólo se deriva la estructura social sino también el orden político. Es decir, en todo contexto social y político siempre habrá algo que obedecer y a quien obedecer.
Frente a esto hay quienes afirman que la pervivencia de un sistema político es lograda a través del empleo de la violencia. Aunque Hobbes y Maquiavelo estiman que existen otras variables que lo pueden sustentar como el apoyo popular, las costumbres religiosas, la palabra, entre otras.
En este mismo particular, Maquiavelo, expresa que todo aquel que ostente el poder debe “hacerse amar y hacerse temer”. Debe ser logrado tanto lo primero como lo segundo, es decir, conseguir la aceptación y reconocimiento por su carisma y liderazgo, así como la de infundir temor porque representa la salida más fácil a la que puede llegarse y con la que pueda construirse un orden social y político
Esta concepción de poder queda determinada en el ser humano a través de las fuerzas psíquicas orientadas a fundamentar el miedo recíproco; ya que existe de forma natural el instinto por la vida y por la muerte. El ser humano se inclina hacia la primera.
Dentro de esta misma naturaleza, “si echamos un ojito”, o mejor dicho apuntamos la mirada al caso venezolano, comenzamos a observar la presencia de un poder político que se debate en “entre mesas”. Es decir, por un lado están los llamados o convocatorias a diálogos por parte del gobierno nacional que busca no sólo dirimir las diferencias de fuerzas políticas, que por su propia naturaleza, siempre serán antagónicas, sino también construir una política y una forma de gobernar sustentado sobre lo social, que permita organizar y diversificar la economía con el ensamblaje de la cultura productiva, y por otro; aquellos (oposición irreverente) cuya dirigencia se posiciona sobre la petición de acciones bélicas en contra de nuestro geografía nacional y con el “acento diacrítico” de sanciones económicas por demás.
Cómo se diría en un skecth televisivo de un programa humorístico: “No mejora nada el enfermo”, no sólo sería una “peruchada” lo infundado por la oposición, sino sería una gran vergüenza para el pueblo venezolano y para el mundo entero, albergar en la savia matria venezolana personajes de esta vil calaña.
¿Cómo pueden resolverse las circunstancias políticas existentes, conciliar acuerdos políticos, equilibrar puntos de honor tanto de la bancada oficialista como opositora en lo tocante a sus peticiones, en fin, llegar a puntos de encuentros en un proceso de entendimiento de extrema urgencia, cuando la oposición en comunión con sus aliados internacionales siguen salpicando de estiércol las políticas inclusivas y de protección que se vienen implementando en probidad del pueblo venezolano?
¿Será acaso una naturaleza de casualidades que la oposición venezolana quiera rescatar y relanzar como opción de gobernanza la empleada en gobiernos tecnocráticos donde se prioriza un sistema cerrado con contenidos economicistas, cuya mayor preocupación recae sobre la productividad y no sobre lo social? (Caso Argentina con Macri) ¿Queriendo además poner de moda la práctica del pensamiento moderno con predominio de la razón instrumental y toda su indumentaria científica que avala el crecimiento económico por encima de lo social, la expansión del capitalismo, explotación del trabajador, la mundialización de los organismos internacionales, la dependencia tecnológica y financiera, la importancia subrepticia de la producción de bienes y servicios, formas de democracia como método de elección y de participación pasiva, y párense de contar?. Saque usted mismo, amigo lector, sus propias conclusiones.

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